Este jueves llega la gran final de Supervivientes. Tras 91 días de concurso, Raquel Mosquera, Sofía Suescun y Logan Sampedro luchan por alzarse con la victoria y suceder en el trono a José Luis Losa. A falta de lo que suceda esta noche, la decimoséptima edición del reality se ha convertido en el programa más visto de la temporada, logrando cifras de récord y arrollando a todos sus rivales gracias a su 28,9% de cuota y 3.199.000 espectadores de media en estos tres meses.
Tras el fracaso de GH y el aplazamiento de GH VIP, Telecinco volvía a apostar por Supervivientes y era consciente de lo que se jugaba. Por ello, confeccionó un casting potente, con diferentes perfiles y caras conocidas, tanto para el gran público como para los espectadores habituales de la cadena. La inclusión de personajes televisivos míticos como Francisco o Raquel Mosquera, junto a caras como Sofía Suescun o Alberto Isla fue el primer acierto de una larga lista de decisiones atinadas.
La primera gala se estrenó con un magnífico 26,5% de cuota y 2.960.000 espectadores pero no fue hasta la cuarta gala cuando el concurso inició su arrolladora marcha. La visita de Alejandro Albalá e Isa Pantoja a la isla elevó a Supervivientes hasta un espectacular 32,5% de share y 3,7 millones de personas, números inalcanzables a día de hoy. La aparición de los dos jóvenes supuso un punto y aparte para el programa, ya que revolucionó el gallinero y provocó nuevas historias que engancharon a la audiencia.
Y ahí ha residido el principal acierto de la organización de Supervivientes. Pese al empeño de Telecinco de usarlo como arma arrojadiza para hundir al resto de sus rivales, el reality ha conseguido hilar una serie de tramas que han atrapado al espectador, con giros de guion dignos de una película de Hollywood. En esta edición, no ha habido héroes ni villanos, sino que todos los televidentes se han podido identificar de alguna manera con la mayoría de concursantes.
Por supuesto, es innegable que el estado de gracia de Jorge Javier Vázquez ha ayudado. Tras el fracaso de GH, afrontaba una prueba de fuego y la ha superado con creces. El presentador ha vuelto a tirar de ingenio, empatía y sentido del humor para hacer cómplice al espectador y jugar con los robinsones, algo que ha hecho más ameno el desarrollo del programa. Además, su buena sintonía con Lara Álvarez ha vuelto a resultar efectiva, otorgándole fluidez y ritmo a un espacio que se puede hace pesado en sus casi cuatro horas de duración.
El espacio nunca ha bajado del 27% de cuota y en los dos últimos meses se ha mantenido por encima de los tres millones de espectadores. Su poder ha sido tal que ha conseguido que Antena 3 y La 1 tengan que aparcar La catedral del mar y La otra mirada para no competir contra el reality. En definitiva, Supervivientes ha conseguido imponer su ley, abrasar a una larga lista de rivales y dominar en todos sus días de emisión. Pase lo que pase en la gran final, el ganador ya tiene nombre: Telecinco.
