Era una de las grandes apuestas de Antena 3 para esta temporada y ha cumplido los pronósticos con creces. La catedral del mar, la última superproducción de la cadena de San Sebastián de los Reyes, se ha consolidado como uno de los productos televisivos más exitosos en un año en el que las audiencias tradicionales han descendido de forma brusca. En sus tres primeros capítulos, la ficción promedia 3.386.000 espectadores y un 20,1% de share de media.
Con la caída brutal de los datos que está sufriendo la emisión lineal, cada vez hay que tener más en cuenta los datos de visionados en diferido que obtienen los diferentes espacios televisivos. El tardío prime time y la aparición de diferentes plataformas han empujado a los televidentes a optar por consumir sus productos favoritos a la carta.
En este terreno, La catedral del mar es la ficción estrella de la temporada. La ficción que protagoniza Aitor Luna reina en el ranking de emisiones en diferido, logrando datos inalcanzables para el resto de productos. El primer capítulo cosechó 691.000 espectadores, mientras que los otros dos emitidos hasta la fecha han obtenido 578.000 y 525.000 televidentes, respectivamente, según los datos de Barlovento Comunicación.
Para comprender la magnitud de estos datos, hay que contextualizarlos. Los tres episodios que Antena 3 ha estrenado hasta la fecha se han colado en el top 5 de emisiones en diferido más vistas de 2018. Por poner un ejemplo, fenómenos sociales como Vis a vis o Fariña no han conseguido alcanzar a ninguno de los capítulos de La catedral del mar, que ha logrado la mejor media de audiencia de una serie esta temporada, tanto en directo como en lineal.
Las diferentes formas de consumo impulsan la importancia del diferido
Su ejemplo marca el camino a los futuros proyectos de ficción española, demostrando que hay vida más allá del titular de la mañana siguiente. En un breve lapso de tiempo, las series se han convertido en uno de los productos favoritos de la sociedad, algo que ha sido impulsado por los cambios en la forma del consumo, ya que el espectador ha tomado el poder y puede decidir cuándo, cómo y dónde. La cadenas deben adaptarse a esta transformación, ya que el dato de audiencia que antes era decisivo ahora solo es una pequeña muestra del funcionamiento del espacio.
En definitiva, La catedral del mar es una buena forma de ilustrar que la emisión en diferido está tomando cada vez más peso en España y la importancia que ha tomado en los últimos tiempos. Las cadenas deben tomar nota de esta transición y adaptarse al nuevo panorama, ya que su futuro a medio y largo plazo dependerá de cómo rentabilicen este cambio.
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