Tras años de debate sobre el tratamiento a largo plazo en mieloma múltiple, finalmente los expertos están de acuerdo, al disponer de datos objetivos que avalan el “claro beneficio” en todos los subgrupos de pacientes analizados del uso de mantenimiento con lenalidomida en pacientes con esta enfermedad candidatos a trasplante autólogo de progenitores hematopoyéticos (TAPH), tanto en términos de supervivencia como de supervivencia libre de progresión.
“El tratamiento de mantenimiento con lenalidomida retrasa la progresión del mieloma múltiple manteniendo una respuesta terapéutica en pacientes de nuevo diagnóstico que se han sometido a trasplante autólogo de progenitores hematopoyéticos, prolongando significativamente la supervivencia libre de progresión y la supervivencia global”, concreta la Dra. Pilar Llamas, jefa de Servicio de Hematología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz y organizadora del Curso Visión de los expertos acerca de la terapia de mantenimiento con lenalidomida post TAPH, celebrado recientemente en este centro.
Unos datos que permitieron a los más de 40 expertos asistentes a la cita científica confirmar que el mantenimiento con este fármaco ya es un “estándar” de tratamiento tras el trasplante en mieloma múltiple y, lo que es más importante, que “independientemente de la respuesta alcanzada post trasplante, todos los subgrupos de pacientes se benefician de esta terapia a largo plazo”, añade la especialista.
Así lo confirmó también un referente internacional en la materia: el Dr. Philip McCarthy, del Roswell Park Cancer Institute de Nueva York, quien participó en el curso para presentar los datos del metanálisis del que es autor que agrupa los datos de tres estudios de fase III realizados por el Grupo Francófono del Mieloma (IFM), el Grupo Italiano de Enfermedades Hematológicas en los Adultos (GIMEMA) y el Grupo B Americano de Cáncer y Leucemia (CALGB), en el que el especialista también es investigador principal.
Además de este experto, el debate también contó con la participaron del Dr. Joan Bladé, del Hospital Clinic de Barcelona y referente nacional en el tema de la jornada, así como de cuatro hematólogos de la Unidad de Mieloma de Quirónsalud.
Alternativas terapéuticas a situaciones no prototípicas
La jornada permitió también plantear y analizar conjuntamente posibles alternativas a diferentes situaciones tras el trasplante autólogo de células madre, como la de respuesta parcial post TAPH, en cuyo caso los especialistas confirman el tratamiento de mantenimiento con lenalidomida, dado que “todos los subgrupos pacientes han tenido beneficio, independientemente de la respuesta alcanzada”, o la de los pacientes que han alcanzado respuesta completa con enfermedad mínima residual negativa post TAPH, para los que la citada terapia sigue siendo la elección, ya que son el “subgrupo de pacientes que mayor beneficio obtienen de la misma”.
El paciente con alto riesgo citogenético planteó a los asistentes al curso otra duda razonable: ¿es suficiente el tratamiento de mantenimiento con lenalidomida? Y la respuesta en este caso volvió a ser a favor del tratamiento a largo plazo con este fármaco, ya que supone beneficio frente a no recibirlo, aunque, como matiza la Dra. Llamas, “los resultados son inferiores a los obtenidos en pacientes que reciben esta terapia mantenimiento pero con riesgo citogenético no adverso, por lo que seguramente los primeros requieren diferentes estrategias para vencer el mal pronóstico citogenético, como tratamientos combinados basados en inhibidores de proteasomas (IP) o los fármacos inmunomoduladores (IMIDs) de forma continuada”.
Finalmente se debatieron las opciones de rescate en un paciente que progresa estando en tratamiento de mantenimiento con lenalidomida, subgrupo en el que no hay estudios randomizados pero en el que pueden plantearse igualmente alternativas que resumió la organizadora del curso: “Si se objetivan recaídas biológicas no agresivas de forma tardía estando en mantenimiento con lenalidomida, una de las opciones razonables sería aumentar la dosis del fármaco y añadir un tercero, principalmente nuevas generaciones de inhibidores de proteasomas o anticuerpos monoclonales”.
“Pero si la recaída es precoz, asociada a daño orgánico estando con lenalidomida de mantenimiento, quizás la mejor opción sería cambiar la generación de inmunomoduladores y añadir un tercer fármaco con diferente mecanismo de acción”, concluye la jefa de Servicio de Hematología de la Fundación Jiménez Díaz.