El Partido Popular está dividido. Los procesos democráticos internos de la formación, tan poco acostumbrada a llevarlos a cabo, están causando grandes hendiduras en su seno, habiéndose formado bandos claramente diferenciados, que incluyen acusaciones de deslealtad por parte de unos y de otros. Soraya Sáenz de Santamaría ha sido la primera en denunciar esta guerra sucia en el PP a pesar de que ya expresó su deseo de hacer “una campaña en positivo”, sin criticar a compañeros de partido. Y es que la ex vicepresidenta del Gobierno ha sido la protagonista de un “vídeo difamatorio” lanzado por los suyos en las redes sociales.
Pablo Casado no tardó en reaccionar y alegó que si había alguien a quien le perjudicara la circulación de ese vídeo era a él, pues todas las miradas se posaron en el principal rival de Santamaría en la carrera por la presidencia del Partido Popular, el ex vicesecretario de Comunicación. De igual forma, Casado ha dicho que “la soberbia no hace ganar congresos, pero sí perder elecciones”, en relación a las palabras de Santamaría en una entrevista en la que aseguraba que un debate entre ambos candidatos “le haría mucho daño a él”, en referencia a Pablo Casado.
La división entre Casado y Santamaría ha arrastrado también a grandes nombres de la formación popular, que se han querido posicionar con uno u otro candidato. Es el caso de María Dolores de Cospedal, que hasta ahora no se había posicionado del lado nadie. Si bien es cierto que la relación entre ambas figuras del Partido Popular se ha ido deteriorando con el paso del tiempo, la lucha por el poder en la formación ha terminado por provocar una escisión que parece insalvable. La secretaria general del PP se ha posicionado del lado de Casado y ha expresado que el ex vicesecretario de Comunicación “puede ser una magnífica opción” para liderar el partido.
Zoido, Catalá o García Tejerina son algunos de los altos cargos que se han unido al bando de Pablo Casado. Del lado de Soraya Sáenz de Santamaría están Javier Arenas, Cristóbal Montoro o Celia Villalobos. A pesar de todo, ambos candidatos insisten en que cuando acabe el proceso de primarias el partido saldrá más fuerte y unido que nunca. Sin embargo, las acusaciones cruzadas y los reproches pasivo agresivos que se dedican requerirán de una fuerte política de conciliación interna y una buena estrategia de imagen que selle al partido y haga olvidar la desunión que están mostrando.
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