En la Tierra a sábado, noviembre 23, 2024

Daño y responsabilidad de las noticias falsas

por Jesús Ortiz, director del área de formación en Estudio de Comunicación

@JesOrtizAl

Un poco más allá de la realidad de las noticias falsas, con la que convivimos, desde el punto de vista de la Comunicación surgen preguntas sobre cómo nos afectan, cómo nos sentimos frente a ellas, a quién o a quienes vemos responsables de esta situación que preocupa a medio mundo. Para dar respuesta a esas preguntas que muchos profesionales nos hacemos, hemos realizado el estudio “Influencia de las noticias falsas en la opinión pública” en colaboración con Servimedia.

No era realista plantearse un estudio a nivel de opinión pública global, por su amplitud, así que optamos por conocer con mayor profundidad la opinión de los llamados públicos informados. Así, conseguimos la participación de comunicadores, periodistas, políticos, funcionarios, directivos, estudiantes superiores o profesionales liberales. Todos ellos, personas de educación universitaria y conocedores de la actualidad y las corrientes de opinión.

Sirvan estas líneas para agradecer su colaboración a las más de 500 personas que participaron online, que nos permitieron trabajar sobre 478 cuestionarios válidos. Y también, de manera especial, a los once profesionales de otros tantos sectores que nos brindaron, en una virtual ‘mesa redonda’, sus reflexiones sobre tres preguntas que sintetizan las inquietudes del público en general respecto al fenómeno que, por influencia norteamericana, llamamos fake news. Creemos que son más que interesantes las opiniones que desde ámbitos como la política, los medios de comunicación, la reputación corporativa o la medición sociológica vertieron nuestros invitados.

No menos relevantes son algunas de las opiniones de quienes respondieron online, incluyendo algún testimonio sobre cómo se han sentido directamente afectados, personalmente o de rebote, por el daño a la empresa a la que pertenecen o pertenecían. Como muestra, uno muy escueto: “una falsa noticia me cambió la vida”. Es la expresión de una de las personas que considera graves o muy graves (84,7 % de los consultados) las consecuencias de las fake news y que atribuye a éstas daños en la reputación de empresas y organizaciones (85,5 %), pero también personal (66,2 %).

Internet, se desprende de lo que dicen todos los entrevistados, es el vehículo en el que se ha “reactivado” el virus de la maledicencia. Porque mentiras, como reconocen muchos, las hubo siempre, aunque lo malo es que ahora amplifican su difusión de forma exponencial merced a las redes sociales. Y esto hace que el daño sea muchas veces irreparable porque resulta imposible alcanzar con la rectificación la misma cantidad de impactos que con la noticia falsa, expresión que, como dice uno de los participantes en la ‘mesa redonda’, es contradictoria en sí misma, porque una notica, por definición, es veraz, puesto que se trata de “información sobre algo (un hecho) que se considera interesante divulgar” (según definición de la RAE).

En este sentido, es ilustrativo un estudio reciente del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) sobre las noticias falsas emitidas en Twitter y que promovió esta misma red social: los bulos sextuplican la velocidad de difusión de las informaciones veraces para llegar a 1.500 personas. No es de extrañar que en el trabajo de Estudio de Comunicación las redes sociales, y principalmente Facebook además de la citada Twitter, protagonicen gran parte de las opiniones negativas, tanto de los participantes online como de los invitados a responder a tres preguntas entre las que figuraba la distribución de responsabilidades en la difusión de las noticias falsas.

Al igual que las redes sociales, los medios de comunicación, tanto los convencionales como los nuevos modelos digitales, reciben su parte de crítica por los participantes. Comparados cinco tipos de medios (prensa impresa, prensa online, radio, televisión y agencias de noticias) con las páginas web oficiales como emisoras de información, son éstas últimas las que salen mejor paradas en cuanto a la probabilidad de producir falsas noticias (improbable que esto suceda en una web oficial para un 55,9 %), seguidas de la prensa impresa (en 52,3 %). En el otro extremo está la prensa online, respecto a la que el 75,7 % de los consultados considera probable o muy probable que genere malas noticias. Como curiosidad, son los políticos (76,9 %) los que más posibilidades ven de que se produzcan. Y los periodistas que han participado equiparan, en cuanto a desconfianza, la prensa online con la televisión: el 62,9 % de ellos creen que dichos medios son los que más pueden generar noticias falsas.

Preguntamos a los once invitados a la ‘mesa redonda’, lo siguiente: “Se suele repartir la responsabilidad de luchar contra las noticias falsas y sus efectos entre tres jerarquías: gobiernos, medios de comunicación y gestores de redes sociales. ¿Quién cree que debe hacer el mayor esfuerzo por evitar las fake news?”. Las respuestas son variadas, pero la mayoría reparte responsabilidades a partes iguales y varios, cosa en la que coinciden con muchos participantes online, añaden una ‘jerarquía’ más: también son responsables los propios usuarios de las redes sociales y consumidores de información.

La idea que subyace entre quienes así piensan es que el receptor debe ser más crítico con aquellas cosas que le llegan, investigar, si quiera, mínimamente si la fuente es fiable, y evitar difundir aquello que no le ofrezca garantías, logrando así no hacer el juego a los provocadores y mentirosos. En muchos comentarios se leen palabras como educación, cultura… Y posiblemente sean las claves del futuro inmediato respecto a este fenómeno.

Hay otras palabras que se repiten: comunicación, transparencia, análisis… Me quedo con frases como “Contra la mentira están la verdad, y su hermana mayor, la transparencia” (Juan José Morodo, subdirector de Cinco Días), “Hay que ofrecer inmediatamente argumentos sólidos, con transparencia y con contundencia, para desmontar la falacia” (Amancio Fernández, director de Diario Abierto), “Cuanto más comunicación exista, más eficaz se será a la hora de contrarrestar esa información falsa sobre mi organización, empresa o sobre mí mismo. No comunicar es desde luego la peor solución” (Helena Resano, Informativos La Sexta), “Desde un punto de vista práctico, lo primero es poder detectar cuanto antes esa noticia falsa y ver el alcance y velocidad que está teniendo” (Francisco Sierra, responsable de los Contenidos Multimedia del Grupo Antena 3), “Proactividad, transparencia y rapidez son esenciales a la hora de hacer frente a las informaciones falsas” (Rosa Yagüe, directora de Comunicación de Coca-Cola European Partners).

Aunque esté mal que los autores lo digamos, el estudio Influencia de las noticias falsas en la opinión pública es francamente interesante. Y la fuente es fiable: palabra.

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