Un total de 105 palabras le bastaron al Vaticano para desmentir la versión ofrecida por el Gobierno sobre la exhumación del dictador Franco tras el regreso de la vicepresidenta Carmen Calvo de la Santa Sede. Allí, el lunes, Calvo mantuvo una reunión con su secretario de Estado, Pietro Parolin, en la que se trataron diversos temas.
Uno de estos asuntos fue el lugar en el que podría ser enterrado Francisco Franco una vez sea exhumado del Valle de los Caídos. La compañera de gabinete de Pedro Sánchez afirmaba ayer martes, ya en los pasillos del Congreso de los Diputados, que ambas partes coincidían en que el cuerpo no podía acabar en la Almudena para no convertir el lugar en un sitio de culto para los seguidores del dictador.
Ante estas afirmaciones, la Santa Sede puso en marcha la maquinaria de su departamento de comunicación y el Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Greg Burke, emitió un comunicado para puntualizar a Calvo: “quiero precisar lo siguiente: el cardenal Pietro Parolin no se opone a la exhumación de Francisco Franco, si así lo han decidido las autoridades competentes, pero en ningún momento se pronunció sobre el lugar de la inhumación. Es cierto que la señora Carmen Calvo expresó su preocupación por la posible sepultura en la catedral de la Almudena y su deseo de explorar otras alternativas, también a través del diálogo con la familia. Al Cardenal Secretario de Estado le pareció oportuna esta solución”.
Calvo, firme en su versión
Más allá de cambiar de versión, Carmen Calvo participaba ayer en el programa Hora 25 de la Cadena Ser y mantenía que es la Iglesia la que debe resolver el asunto y evitar que se incumpla la Ley de Memoria Histórica: “El Vaticano no pueden decir dónde van los restos, nosotros tampoco, pero si la familia los quiere llevar a la Almudena, la Iglesia tiene que resolver esta situación […] Advertí a Parolin de que el Gobierno iba a exigir a quién asumiese los restos que no se enalteciese la figura del dictador”.
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