Zahara explica cada cosa, cada mínimo detalle, con la pasión propia de un niño pequeño que le relata a sus padres lo que ha aprendido en el colegio. Todas las palabras que salen de su boca contagian alegría, curiosidad o ternura, igual que Canciones que cambiaron el mundo, el programa de #0 a través del cual repasa la relación entre la música y los diferentes movimientos sociales que han transformado nuestra realidad en los últimos tiempos.
El espacio, que consta de cuatro entregas, ilustra la irrompible relación entre música y causas sociales. “Los movimientos no tienen himnos oficiales, sino canciones que nacen de la necesidad de unión y se convierten en himnos”, explica, remarcando que “no hay nada más potente que cantar una canción que te representa el 100% y te libera. La música tiene ese poder de pegamento, nos conecta”.
Cuestionada acerca de lo que ha aprendido gracias al programa, Zahara comenta que, “a pesar de ser una persona interesada en la música y en los temas que tratamos, no sabía la historia que tenían detrás muchas canciones y, para mí, es algo fundamental porque, en mis conciertos, yo cuento las historias que las originan porque ayuda a empatizar con la gente. Me ha ayudado a unir conceptos que me interesaban, a aprender”.
Lo que más le ha sorprendido a Zahara de Canciones que cambiaron el mundo es “lo fácil que ha sido, todos los artistas me han hecho sentirme parte de sus bandas”. En concreto, hubo dos momentos que tocaron la fibra a la intérprete: cantar Somewhere over the rainbow con Miss Caffeina (“fue mágico, me emocioné de verdad”) y conocer y actuar junto a Rozalén. “Con ella tenía esa intuición que sabes que conectas con alguien pero no puedes demostrarlo porque no has tenido tiempo. Este programa ha servido para que nos hagamos amigas, ha sido el inicio de algo que vamos a repetir todas las veces que podamos”, desvela.
“Al terminar Con las ganas sentí que había hecho algo grande”
Hablando de himnos, Astronauta, su último disco, contiene un tema (Hoy la bestia cena en casa) que parece predestinada a liderar la resistencia, en este caso contra el alquiler de vientres: “La canción no nace con una vocación de himno. Escribí esa canción desde un punto de vista egocéntrico, era un tema que me tocaba tanto la moral que necesitaba hacerlo para desfogarme”.
“Al día siguiente de publicarla, iba por la calle leyendo lo que me decían y llorando porque me di cuenta de que, más allá de mi ego y mis inseguridades, había hecho algo que era necesario y que removía conciencias. Estaba tan obsesionada con ‘oh, a lo mejor no le gusta a la gente, oh, no me va a querer todo el mundo’ que, de repente, la canción trascendió de una manera que no me esperaba. No nació con esa vocación pero la posibilidad de que Hoy la bestia cena en casa pueda acabar convirtiéndose en himno me emociona muchísimo”, remata.
Con respecto a la canción que cambió su mundo, la artista señala a Con las ganas y explica lo que pensó al acabarla: “Cuando terminé de componerla, miré la canción como si fuera una persona y la pudiera mirar a la cara y dije “yo he hecho algo grande aquí”. Lo sabía, lo sentía”. Zahara recuerda que, al tocarla por primera vez en Granada, sintió que Con las ganas era “un animal en peligro de extinción en las manos. No sabía qué hacer, era demasiado grande para mí”.
“Le he visto demasiado la intención a las canciones para Eurovisión”
Más allá de canciones concretas, la cantante desvela que Alanis Morissette fue la encargada de liderar su revolución interna. “Me ayudó a descubrir que se podía ser una chica, cantar letras inteligentes y distintas, con una métrica diferente, esos videoclips… Me di cuenta de que había música más allá de lo que yo conocía. Hizo que cambiase mis armonías y mi manera de escribir, me marcó mucho”, confiesa.
Y llega el momento más esperado de la entrevista: Eurovisión. Zahara ha sido una de las encargadas de realizar la primera criba de canciones y sus sensaciones no son del todo positivas. “Yo le exijo mucho a las canciones, al margen, género, y canciones como tal he encontrado pocas”, comienza, apuntando que la mayoría de temas se parecían a “algo que ya me sonaba”, como Lo malo, Ni la hora o Yo ya no quiero ná.
Zahara destaca que le ha costado elegir, ya que muchas canciones han “buscado ese reggaetón feminista pero de manera rara y postiza, tenían ganas de que se parecieran”. “Le he visto demasiado la intención y por ahí me pierden, porque a mí me gustan las canciones. A veces es como “vamos a poner palabras para llegar a un estribillo con ritmo” y me ha dado pena porque me hizo mucha ilusión y me lo he tomado muy en serio”, asevera, indicando que “ha habido más intenciones que canciones”.
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