Cinco años después de su fundación, la marca Podemos ha quedado reducida únicamente a su líder: Pablo Iglesias. El partido de la ilusión, y que pretendía asaltar los cielos con el poder de la gente, ha visto como otro de sus fundadores abandonaba la formación por la puerta de atrás; además, Errejón dejaba un recado a Podemos en su salida hacia Más Madrid indicando que la gente “necesita un proyecto que renueve su ilusión”. Su abandono y unión con Manuela Carmena le convierte en el último fundador de la formación en dar de lado al grupo morado tras las abandonos anteriores de Carolina Bescansa, Juan Carlos Monedero o Luis Alegre.
El ruido mediático que ha provocado la salida de Errejón y la forma en que se ha producido resalta los enfrentamientos sobre el poder interno en el partido y en quién recae casi por completo. Estas luchas, o diferencias sobre las estrategias, han terminado cayendo siempre del mismo lado. Prueba de ello fue la Asamblea de Vistalegre de 2017, en la que Errejón fue derrotado claramente por el Secretario General en la batalla por liderar el partido ante un público que lo único que pedía era unidad.
Desde entonces, la figura de Pablo Iglesias se ha convertido, más si cabe, en el principal pilar de Podemos puesto que todas las voces críticas contra las estrategias han sido acalladas. Así, Bescansa ya fue ‘purgada’ por considerar que la formación debía presentar un discurso distinto sobre el independentismo y ahora los comentarios se han dirigido contra Errejón. El todavía diputado en el Congreso por Unidos Podemos ya ha empezado a recibir numerosas críticas en público por el resto de figuras clave; el propio secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, ha insinuado que la razón de que no abandone su escaño es “que de algo tiene que vivir hasta mayo” y la coportavoz de la Ejecutiva ha señalado que “la decisión de Íñigo va en contra de todo lo que ya habíamos decidido colectivamente”.
La sombra alargada de Pablo Iglesias seguirá detrás de Errejón puesto que su intención es poner frente al electorado de la Comunidad de Madrid la opción de Unidos Podemos, que rivalizará con la de Más Madrid de Errejón en lo que parece un nuevo plebiscito por demostrar quien mantiene una mayor cuota de poder. Así, la marca morada será sostenida únicamente por la figura de Iglesias, con el peligro que ello conlleva para un partido que parece no permitir discrepancias y no fomentar internamente el diálogo que sí promulga de puertas hacia afuera.
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