- La IA, la ética tecnológica y el crecimiento de la calidad de vida han sido protagonistas de la segunda y última jornada del SingularityU Spain Summit 2019.
- En la jornada del segundo día participaron ponentes como la neurocientífica Divya Chander o el experto en impresión 3D Scott Summit.
- Más de 1.000 personas han asistido a este evento, organizado por Talent Garden y que ha contado con la colaboración de Deloitte, Vodafone, ASISA y CEOE Formación.
“La inteligencia artificial y las máquinas tienen un margen de error del 3% mientras que los humanos lo tenemos del 5%. A día de hoy, son mejores que nosotros”. Palabras de Anita Schjøll Brede, CEO y cofundadora de Iris.ai, una de las startup de inteligencia artificial más innovadoras de 2017 según Fast Company. Aunque confía en el crecimiento de la tecnología, Schjøll también advierte que “queremos que la IA sea complementaria a nuestro cerebro, pero estos están limitados y sesgados. Por ello, necesitamos desarrollar esta tecnología desde marcos éticos”.
La inteligencia artificial fue uno de los muchos temas tratados en la segunda y última jornada del SingularityU Spain Summit 2019, evento organizado por Talent Garden en colaboración con Deloitte, Vodafone, ASISA y CEOE Formación. La cita reunió durante dos días en Madrid a más de 1.000 asistentes y 11 expertos de Silicon Valley y Europa, todo ello con el objetivo de hablar sobre tecnologías emergentes que beneficien a la sociedad, como pueden ser la impresión 3D, el blockchain o la robótica.
Precisamente, este último campo ha favorecido, según detalló el ingeniero biomédico Adam Pantanowitz, “la emersión de una gran cantidad de industrias nacidas con el albor de la inteligencia robótica”. La capacidad de resolver problemas de estas máquinas es algo muy a tener en cuenta ya que, para él, “solo hay que pensar en cuanto tardamos los humanos en desarrollarnos y en cuanto tarda un robot en aprender la complejidad del entorno y tomar sus propias decisiones”. No obstante, el ingeniero sudafricano insistió en la importancia de fabricar y usar estas máquinas desde una perspectiva ética. “En EEUU ya existen robots que integran armas, pero aún no se ha avanzado en políticas sobre coches autónomos”, concluyó.
El uso moral de las últimas tecnologías ha sido un factor común en prácticamente toda la jornada, así como un tema muy cercano para la doctora Divya Chander. Experta en neurociencia, Chander explicó a la audiencia varios proyectos experimentales que ya se aplican en esta área de la medicina, como el uso de ultrasonidos para tratar el alzheimer o el mapeado neuronal del cerebro mediante algoritmos. “Pero quiero que penséis en la responsabilidad que eso conlleva”, destacó la doctora, advirtiendo que una tecnología que permita conocer el cerebro al 100% podría llegar a usarse para modificar la inteligencia. “¿Cómo podrían competir los niños de una clase con un compañero que tiene ese privilegio?”.
Aun así, todos los ponentes coincidieron en que el acercamiento de la tecnología a la sociedad traerá más consecuencias positivas que negativas. Es el ejemplo de los dispositivos de Realidad Aumentada y Virtual, herramientas “que ya existían desde hace décadas pero que solo hemos podido consumir hasta ahora”, tal y como comentó Aaron Frank de Singularity University. Y, aunque se ha centrado principalmente en el ocio, Frank cree que gafas inteligentes y visores de Realidad Aumentada y Virtual formarán parte del ámbito formativo ya que “el aprendizaje es un 34% más rápido cuando se usan”.
Por su parte, Anne Connelly, también de Singularity University, considera que la descentralización tecnológica “no solo está cambiando la forma en la que estamos interactuando, sino que también está cambiando la estructura de la sociedad”. Y puso de ejemplo al blockchain, una herramienta en la que es experta y que “da al usuario la propiedad de sus propios datos” al eliminar intermediarios entre transacciones. “Con esta red descentralizada los gobiernos autoritarios no pueden congelar las cuentas de sus ciudadanos”, explicó.
¿Cómo está el futuro?
No solo se habló del presente en la última jornada del SingularityU Spain Summit 2019, sino también del futuro de la tecnología. En este sentido, Carlo van de Weijer, director de la Strategic Area Smart Mobility de la Universidad de Tecnología de Eindhoven, se mostró muy esperanzado con el sector de la movilidad. “En un par de años será más barato conducir un coche eléctrico, será posible tener uno de ellos por 100 euros al mes”, aseguró, augurando también un buen destino para los coches autónomos pese a las polémicas respecto a su seguridad. “Usándolos se evitarían muchos accidentes, y en caso contrario la IA aprendería de ello para que no se repita nunca más”, aclaró.
El crecimiento exponencial de la tecnología, algo de lo que ya se habló en la primera jornada del evento, será la causa de este buen futuro tecnológico en sectores como el de la impresión 3D, y es algo que ya se puede presenciar. “Se han impreso puentes en Amsterdam en tan solo 30 días”, aseguró Scott Summit, director de diseño de 3D Systems, que define esta tecnología como “parte de nuestras vidas, aunque no se perciba”. Además, Summit destacó que la impresión tridimensional será la responsable de ahorro y crecimiento en frentes muy diversos, como la aeronáutica o la vivienda. “Se prevé imprimir el 25% de los edificios y aplicar la tecnología a los aviones, ahorrando un 10% en combustible”.
De similar opinión es Yago Tenorio, director de Network Strategy & Architecture en Vodafone. Según él, la tecnología exponencial tendrá un importante rol en el mundo de los operadores móviles con una carrera que empezará por “democratizar la red de verdad, llevarla a ese 40% de la población mundial que aún no la disfruta”. Esto conllevaría mejoras cada vez más ambiciosas, como drones con identidad SIM, dispositivos IoT que den consejos personalizados dependiendo del usuario o incluso un futuro sin smartphones, “donde el usuario pueda consultar todo en pantallas instaladas en coches, mesas… La idea es la del smartphone como servicio, no como producto”.
Tecnología para mejorar la vida
La tónica común de ambas jornadas se resumió en que la tecnología ha beneficiado en gran medida a la sociedad. Así piensa Peter Diamandis, cofundador ejecutivo de Singularity University, que califica nuestra era “como de abundancia frente a la escasez”. “La tecnología ha doblado la esperanza de vida del ser humano en solo cien años, pero no solo eso, también ha abaratado costes”, explica, añadiendo que “las primeras llamadas costaban 10 dólares, algo impensable hoy estando a las puertas de la implantación del 5G”.
Ramez Naam, futurólogo y director de Apex Nanotechnologies, concluyó las jornadas continuando con la idea del abaratamiento de costes tecnológicos, pero esta vez centrado en la energía renovable. “A finales de los 90 los generadores eólicos solo alcanzaban un 10% de su capacidad y en menos de 30 años la han aumentado a un 150%”, un dato a tener en cuenta con “los más de mil millones de personas que viven sin energía”.