Un equipo de profesionales de los servicios de Neurocirugía, Radiología y Anestesiología de la Fundación Jiménez Díaz realizó recientemente con éxito la primera intervención con su nueva resonancia magnética de alto campo intraoperatoria, la única de estas características de la sanidad pública española, para operar un tumor cerebral recidivado en un paciente que fue dado de alta tres días después de la operación sin rastro de la neoplasia resecada.
Concretamente, se trataba de un varón con un glioma de bajo grado en el lóbulo frontal previamente operado y que, ante la reproducción del tumor, debía volver a ser intervenido. Contar en estos casos con la tecnología de imagen más avanzada del panorama sanitario, que permite actualizar en tiempo real lo que está sucediendo en el campo quirúrgico, como un quirófano comunicado con resonancia magnética intraoperatoria, puede marcar una diferencia vital en términos de resultado y perspectiva para el paciente.
Y es que, tal y como explica el Dr. Julio Albisua, jefe del Servicio de Neurocirugía del hospital madrileño, la resonancia magnética resulta fundamental para esta especialidad, al ser la base sobre la que se planifica una intervención: se definen sobre ella los límites de la extirpación del tumor y se realiza con ella incluso el control postoperatorio, por lo que “disponer de esta información en tiempo real, durante la operación, supone una mejora crucial”.
Actualizar durante la intervención la resonancia realizada antes de ésta -continúa- “mejora mucho nuestra capacidad de eliminar completamente la neoplasia, así como de acercarnos todo lo necesario para ello a las áreas afectadas, optimizando los resultados para el paciente, pero respetando al máximo los límites, sin dañar otras que puedan dejar secuelas en el enfermo”. A corto y medio plazo, este abordaje reduce complicaciones postoperatorias, efectos secundarios y, por supuesto, reintervenciones.
Ese fue el caso del paciente recientemente intervenido en la Fundación Jiménez Díaz al que, según detalla el neurocirujano, “tras una primera fase de la operación, en la que se abordó la resección del tumor, se le realizó una resonancia intraoperatoria que localizó un pequeño resto de glioma, sólo detectable con este tipo de prueba, y que pudo, por tanto, terminar de extirparse en el mismo quirófano, evitando así una posterior reintervención”.
“Una segunda resonancia realizada al paciente 24 horas después de la operación confirmó la ausencia total de tumor, por lo que pudo ser dado de alta con la seguridad de haberle aplicado el mejor tratamiento disponible”, añadió el jefe del Servicio de Neurocirugía de la Fundación Jiménez Díaz.
Tecnología de última generación al servicio de los pacientes
La resonancia magnética intraoperatoria forma parte del nuevo bloque quirúrgico de la Fundación Jiménez Díaz, inaugurado hace unos meses y que, fiel a su compromiso de poner la tecnología de última generación al servicio de la salud de sus pacientes, integra también dos quirófanos híbridos y cuatro quirófanos polivalentes, tres de ellos dedicados prioritariamente a intervenciones de Traumatología y uno a las urológicas.
En total, más de 1.000 metros cuadrados repartidos en siete salas de intervención que conforman la primera fase de construcción del nuevo bloque quirúrgico del hospital madrileño, y que se completará el próximo año con una segunda zona con otros tantos quirófanos.
El quirófano con resonancia magnética de alto campo intraoperatoria permite a los neurocirujanos intervenir tumores cerebrales con una mayor capacidad de extirpación completa y de evitar cirugías secundarias o recidivas. Junto con el quirófano hibrido, el nuevo bloque quirúrgico permite operar columnas cervicales o lumbares fusionando imágenes de referencia de tomografía computerizada con imagen radiológica para asegurar una correcta colocación de los dispositivos implantables, mientras que los neumólogos pueden realizar en él punciones de nódulos pulmonares, utilizando igualmente, dos tipos de imágenes fusionadas en procedimientos muy seguros.