En la Tierra a lunes, diciembre 23, 2024

El cambio de los horarios de sueño, factor de riesgo de obesidad en infancia y adolescencia

Un grupo de especialistas del Servicio de Pediatría de la Fundación Jiménez Díaz ha sido galardonado con el Premio a la Mejor Comunicación durante el VI Curso de Salud Integral en la Adolescencia, recientemente organizado por la Sociedad Española de Medicina para la Adolescencia (SEMA). Bajo el título “Influencia del patrón del sueño y grados de actividad físicas sobre variables antropométricas y composición corporal en niños y adolescentes obesos”, este trabajo busca establecer cuál es la influencia del sueño y la regularidad de horarios en las actividades habituales en la obesidad infantil.

El Dr. Leandro Soriano, jefe del Servicio de Pediatría del hospital madrileño y uno de los investigadores del estudio premiado, asegura que se necesita “conocer en profundidad los estilos de vida de los niños con obesidad, ya que en ellos la única intervención eficaz reconocida científicamente para su tratamiento es la modificación de los estilos de vida, donde la alimentación y el ejercicio físico son fundamentales, pero también los son los hábitos de sueño y la regularidad de horarios en todas las actividades realizadas”.

En este sentido, la Dra. Teresa Gavela, que también forma parte de este servicio y del grupo investigador, afirma que el estudio, que supone la parte inicial de un proyecto sobre los ritmos circadianos en la obesidad infantil, concluye que, “en el grado de obesidad, no solo influye de forma negativa el sedentarismo, sino también los patrones del sueño más disruptivos, siendo un factor de riesgo la disregulación de los horarios de sueño de unos días a otros”.

Un problema de salud pública con importantes consecuencias

La obesidad infantil es un problema de salud pública, con una prevalencia del 18 por ciento, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad, y con consecuencias a corto y largo término. “A corto plazo, repercute de forma negativa en los aspectos psicológicos de los niños y, desde el punto de vista médico, se observan con frecuencia, desde edades tempranas, complicaciones metabólicas como insulinorresistencia, dislipemias, déficit de vitamina D, hipertensión arterial…”, manifiesta el Dr. Soriano, quien añade que, a largo plazo, “la perpetuación de estas alteraciones y su empeoramiento merma mucho la salud cardiovascular de los adultos”.

Para combatir la obesidad infanto-juvenil, la Fundación Jiménez Díaz puso en marcha hace un año una consulta monográfica de obesidad infantil. En ella, comenta la Dra. Gavela, “se estudia a los niños con obesidad de forma integral, haciendo hincapié en diferentes aspectos físicos, de alimentación, psicológicos…”. Asimismo, desde el centro hospitalario se están llevando a cabo proyectos de investigación relacionados con la genética de la obesidad y con la influencia de los ritmos circadianos.

“También se está trabajando en la prevención de la obesidad infantil con otros hospitales del grupo” Quirónsalud, al que pertenece la Fundación Jiménez Díaz, señala el Dr. Soriano, quien recuerda que “es fundamental intervenir desde muchos niveles: familiar, escolar, sanitario y social”.

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