La Comisión Europea ha dado a conocer que a partir del 2 de abril de 2021, los alimentos industriales que estén a la venta en todo el territorio de la Unión Europea (UE), no podrán contener más de dos gramos de grasas trans por cada 100 gramos de grasas, debido a que éstas perjudican la salud de la población, generando diversas enfermedades cardiovasculares, obesidad o diabetes. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estimado que cada año el consumo de estas grasas deja un total de 500.000 muertes por patologías que afectan directamente al corazón.
Las grasas trans son el resultado de la transformación de aceites líquidos en sólidos, el cual se lleva a cabo por medio de un proceso de hidrogenación, y suelen estar inmersas en alimentos procesados tales como las pizzas congeladas, galletas, margarinas, bollería, patatas fritas, palomitas, entre otros. A su vez, suelen aparecer en mínimas cantidades en el queso de cabra, la carne de cerdo y el cordero.
Cabe destacar que la industria alimentaria las utiliza para incrementar el tiempo de conservación de los productos, la frescura y la textura de los mismos.
Hasta hace poco no existía una legislación europea, ni española, que obligue a las empresas a colocar en el etiquetado la presencia de este tipo de grasas, solo se solía regular en los preparados para lactantes y preparados de continuación a través de una directiva europea, que establecía que el porcentaje de ácidos grasos trans no podía ser superior al 3% del contenido total de grasa del producto.
Países como Dinamarca, Islandia, Suiza y Austria tenían dentro de su marco legal una norma que limitaba a las compañías de alimentos procesados a usar solo el 2% de grasa trans en sus productos.
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