La compañía Boeing sigue acumulando errores en su gestión de la crisis reputacional de la firma tras los accidentes del modelo MAX 737, que llevó a autoridades de todo el mundo a prohibir su utilización.
Ahora le ha tocado el turno a la propia denominación MAX, que en algunas esferas se considera ya una una marca tóxica. La compañía está llevando a cabo distintas investigaciones para conocer la percepción que tienen tanto los viajeros como las aerolíneas. Así lo ha reconocido el ejecutivo de la firma Greg Smith a Bloomberg durante el Paris Air Show: “Somos muy abiertos de mente frente a cualquier sugerencia que nos hagan llegar […] Estamos decididos a hacer lo que tengamos que hacer para restaurar la imagen, si eso significa cambiar la marca para restaurarla, entonces es lo que haremos”.
Las palabras del ejecutivo debieron resonar con fuerza en las oficinas centrales de la compañía, que se ha apresurado a lanzar un comunicado para matizar las palabras de Smith y advertir que actualmente no tiene planes para cambiar el nombre del modelo y que únicamente está centrando todos sus esfuerzos en que la aeronave esté disponible para volar.
Trump propuso el rebranding
El propio presidente estadounidense, Donald Trump, insinuó el pasado mes de abril que quizás la mejor decisión que podía tomar la compañía era cambiar el nombre del modelo: “Si yo fuera Boeing ARREGLARÍA el Boeing 737 MAX, le añadiría algunas cosas más & REBAUTIZARÍA la marca con un nombre nuevo. Ningún producto ha sufrido lo que éste pero, otra vez, ¿qué demonios sé yo?”.
What do I know about branding, maybe nothing (but I did become President!), but if I were Boeing, I would FIX the Boeing 737 MAX, add some additional great features, & REBRAND the plane with a new name.
No product has suffered like this one. But again, what the hell do I know?— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 15 de abril de 2019
El lío de la compañía estadounidense ha sido provocado precisamente en la misma jornada en la que el grupo IAG, en el que están integradas entre otras Iberia y British Airways, había anunciado un empujón a la confianza en Boeing con la adquisición de 200 aeronaves de la familia 737 MAX.
Este anuncio supone el primer encargo de dicho modelo desde que se prohibiese el vuelo de estas aeronaves en todo el mundo tras los dos accidentes sufridos en Etiopía y el mar de Java.
Las aeronaves tendrán que ser entregadas entre 2023 y 2027, y presumiblemente serán operadas por British Airways, Vueling y Level. Este es el primer encargo que realiza el grupo IAG de este modelo de Boeing, un movimiento que suponía un refuerzo en la confianza en una empresa sobre la que se habían desatado numerosas dudas a raíz de cómo había gestionado el periodo posterior a los accidentes.
El consejero delegado de IAG, Willie Walsh, ha expresado su confianza en Boeing y, al mismo tiempo, no ha dudado en afirmar que este modelo será “una gran adición a la flota de corto radio” del grupo. Además, ha recalcado que tienen “plena confianza en Boeing y esperamos que el avión retorne exitosamente a operar sus servicios en los próximos meses tras haber recibido la aprobación por parte de los reguladores”.
Hace apenas unos días, nos hacíamos eco de la innovadora idea que había tenido el CEO de American Airlines, Doug Parker, para reforzar también la confianza en Boeing y en su modelo 737 MAX. Éste ha propuesto que, antes de que se lleve a cabo el primer vuelo comercial con este modelo, sean los propios directivos y trabajadores de la compañía los que lo utilicen en un vuelo de prueba para demostrar que es seguro..
La reputación de Boeing ha sufrido un duro golpe en los últimos meses y en plena guerra comercial con Airbus. Además, en el plano económico, se estima que en el último trimestre ha perdido alrededor del 8% de su valor en la bolsa estadounidense, lo que en cifras globales sería una pérdida de alrededor de 16.000 millones de dólares.
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