Iñaki Gabilondo ha sido proclamado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Sevilla. Ante invitados tan ilustres como su mujer Lola Carretero, su hermano Ángel, María Esperanza Sánchez, Paco Lobatón , Rafael Rodríguez, Juan Espadas, Daniel Gavela o Augusto Delkader, el locutor ha explicado que “la globalización y las nuevas tecnologías desafían nuestra capacidad de gestión: pueden iluminar nuestro horizonte o atropellarnos”.
“El periodismo tendría que definir con otro nombre ese universo de bastardías que ha inundado los medios, sin excluir ni a los más prestigiosos, y que han proliferado por la desesperación financiera y el clamoroso olvido de las exigencias que esa profesión tiene con la sociedad”, ha remarcado, indicando que “deberíamos llamar ‘paraperiodismo’ a las acciones de comunicación seleccionadas como puros artículos de consumo para acumular likes”.
Sobre este tipo de contenidos, que cada vez cotizan más al alza, Iñaki Gabilondo ha apuntado que le parecen “muy respetables subproductos de la industria de la comunicación con la condición de que se identifiquen como tales pero altamente peligrosos cuando se les saluda como modelo de adaptación del periodismo a las exigencias del presente”.
El periodista también ha tirado de autocrítica a la hora de analizar la situación de los medios de comunicación: “Los años de la crisis han roto algunos equilibrios fundamentales. Nuestro oficio consiste en contar, pero hemos dedicado mucho más tiempo a contar oyentes, lectores, espectadores y anunciantes que a reflexionar sobre qué hemos de contar y cómo para recuperar la confianza perdida y ser vistos por la ciudadanía como implicados y comprometidos en su aventura vital”.
“El llamado periodismo de calidad es, sencillamente, el periodismo. Y los que afirman practicarlo deben, sencillamente, hacer eso, practicarlo. Y profundizar en él, apuntalando su independencia y sus exigencias de rigor en la observancia de sus métodos de confirmación de lo que revele, encontrando donde sea los recursos para cualificar al máximo sus plantillas, impulsar la investigación, el reporterismo, la tarea de los testigos profesionales directos en corresponsalías o enviados especiales, los equipos de analistas cualificados, etc.”, ha añadido, remarcando que “nada es muy caro cuando la alternativa es morir”.
En caso de no apostar por esta opción, Gabilondo asevera que todo será “deglutido por el paraperiodismo, al que le estamos entregando la brújula y el timón, y hacia el que se va deslizando a través de todo tipo de sucedáneos, con el espejismo -como decía- de que nos otorga patente de modernidad y con el señuelo del abaratamiento de costos, que es un mantra bulímico, insaciable, siempre insatisfecho”.
Para terminar, el comunicador ha querido poner en valor a la radio, “hermana segunda, cuyo hermano mayor, el periodismo impreso, culto y urbano, trató en un primer momento como cenicienta pueblerina. La radio, cuya hermana menor, la televisión, tan luminosa y espectacular, la creyó condenada a desvanecerse entre las brumas como una lengua muerta”.
“La radio sigue vigorosa y rozagante, sostenida en lo que siempre le garantizará un papel de importancia, pase lo que pase y cambie lo que cambie: su condición de medio compatible con cualquier actividad; compañía en horas, minutos y segundos, como el tic tac de un reloj, como un segundo corazón; tan a ras de vida como la misma realidad… La radio, la apuesta segura de los medios de comunicación, pues su futuro -con las transformaciones que se precisen- lo estabiliza una necesidad humana primaria, la intercomunicación oral”, ha concluido.
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