“El verdadero dolor es el que se sufre sin testigos.”
Marco Valerio Marcial (40-104)
Por más que tras el crimen, el trato dispensado a Carlota hubiera sido diferente por parte de Tele5 el escándalo no hubiera cambiado en nada. El hecho en sí fue una sentencia firme que desterró de la felicidad a una criatura inocente de toda culpa. Carlota, la víctima de un colapso monumental de compasión, asumirá siempre su error de aceptar la oportunidad que hubiera hecho el sueño de millones de veinteañeros; concursar en un reality show delirante sin que ello supusiera un cargo a su conciencia, una ilusión de entonces que hoy tiene su alma hecha jirones.
Ese interior anda horizontal al suelo como doble sombra deshilachada proyectada desde una sensibilidad intacta, mientras la verticalidad de su espíritu la mantiene erguida a pesar de los pesares y de las burlas inhumanas de un nefando maricón de banderín, que proclama su bajeza moral para intentar minimizar el terror de una violación, inconcebible por evitable, con la mayor abyección demostrada jamás desde una pantalla. Pero el bufón de Tele 5 que, evidentemente, pretendía la muerte civil de su víctima, dejó vivas la delicadeza, la belleza y la ternura que inspira Carlota a las personas que estamos cautivadas por su entereza, su fuerza y su valentía.
Ahora, cuando Mediaset amenaza convertir el IBEX35 en IBEX34, Carlota continúa esperando en vano que los chiringuitos feministas se pronuncien después de haber abandonado al sufrimiento sin testigos la delicadeza indefensa de una joven, que fue ofrecida como presa con denegación de auxilio voluntaria, a los colmillos de un monstruoso ojáncanu, a las garras de un paleto de mierda, que apesta con su azufre la amoralidad del escandaloso y pervertido silencio de las brujas feministas ante el intento de espectacularizar el crimen en una cadena de televisión.
Hoy, para esa caterva de gatas muertas ya no hay manada, ni justicia que reclamar, ni noesno ni siesno ni noessiperono ni reivindicación que valga, a pesar de saberse retratadas a los ojos despiertos como siniestros buitres del dolor. Son un montón de chiringuitos que han demostrado toda la bajeza moral que atesoran como busconas de la auto promoción, churrianas de subasta, que por encima de todo, fundamentalmente son una mentira tan grande como su indecencia. Mentirosas que en un ejercicio de prostitución intelectual, han elegido ser cómplices del crimen e inmolar a Carlota en el altar de la propaganda gratuita, al encontrarse ante un acto execrable cometido por una manada de delincuentes pertenecientes al cuarto poder. Y eso es algo ante lo que no conviene abrir los ojos propios ni mucho menos los ajenos, pues desacreditaría hasta el apagón al mejor altavoz para su histeria colectiva.
Y qué decir de esos faros del feminismo; la ínclita Carmen Calvo, Ana Rosa, Mercedes Milá, La Comedera, Nagore Robles, Susana Griso y tantas otras que han formado manada y que una vez sofocado su feminismo ventajista en casos menores, emplean el silencio cómplice de sus intereses bastardos para tapar el sufrimiento de una criatura preciosa.
Porque como sostiene Robert Cooper, reconocido neurólogo y experto mundial en inteligencia emocional, el corazón tiene cerebro y su campo electromagnético es, con mucha diferencia, el mayor del cuerpo humano, incluso llega a medirse en un radio de tres metros de distancia. El corazón de Carlota se puede medir a nueve mil metros pues lo conforman la suma del suyo y el de un millar de soldados que nos hemos sumado a su causa. Es por tanto, un corazón invencible. Es un amor tan grande que puedes sentir latir en tu interior a ocho mil kilómetros de distancia. ¡Palabra!
La gente tiene la mala costumbre de afear mi opinión sobre la televisión, pues contra la ligereza de los intelectuales que sostienen que la televisión idiotiza, afirmo que solo los idiotas ven la televisión. A partir de ahora puedo afirmar sin reserva que no es que Tele5 degenere al espectador, es que solo un degenerado puede continuar disfrutando con el sufrimiento que la burla que otro degenerado hizo de la tragedia de una criatura única, irrepetible, agradecida y maravillosa.
#CarlotaNoEstasSola ni lo estarás jamás aunque me muera.
Coto Matamoros Hdez.