Netflix siempre ha sido consciente del potencial que posee el marketing a la hora de afianzar una marca dentro del imaginario popular, lo que ha acabado siendo decisivo de cara a su asentamiento en España. En un mercado que ha pasado de ser virgen a la saturación en apenas un par de años, la compañía se ha caracterizado por apostar por unas campañas publicitarias llamativas y arriesgadas con el fin de que sus productos no pasasen desapercibidos entre la audiencia.
El último ejemplo de la importancia que Netflix le da al marketing ha llegado de la mano de la segunda temporada de Sex education, que se estrenó el pasado viernes. Pese a que los primeros capítulos de la ficción tuvieron una buena acogida y la llegada de nuevos episodios había levantado gran expectación dentro de los usuarios de la plataforma, la compañía estadounidense decidió redoblar su apuesta y utilizar un tema tan potente y controvertido como el sexo para lograr que la serie alcanzase una mayor notoriedad.
Para calentar dicho estreno, Netflix optó por cubrir marquesinas y demás espacios publicitarios con carteles en los que se podían leer frases como ‘lo vamos a pasar genital’ o ‘a veces la realidad supera a la fricción’. Pero la empresa no se quedó ahí y decidió adaptar de manera ácida los mensajes al medio en el que se encontraban, colgando pósteres de ‘Cuenca, te vamos a poner mirando a Netflix’ por toda la ciudad manchega o llenando el Metro de Madrid de pancartas de ‘cuidado para no introducir el ___ entre ___ y ___’.
Pero ninguno de estos carteles ha sido el que ha hecho estallar la polémica, que ha llegado de la mano de una lona gigante colgada en el madrileño Círculo de Bellas Artes. Netflix sorprendió a propios y extraños cubriendo el céntrico edificio con una tela en la que se podía leer ‘querrás tragártela enterita’. El juego de palabras duró poco, ya que la plataforma mostró en Twitter un vídeo en el que se podía observar a unos operarios retirando el póster, lo que hizo creer a muchos internautas que el Ayuntamiento de Madrid estaba detrás de la decisión.
HEMOS DURADO POCO pic.twitter.com/PNKdSamr0o
— Netflix España (@NetflixES) January 17, 2020
Pero nada más lejos de la realidad. El consistorio que comanda José Luis Martínez-Almeida no fue el responsable de quitar el cartel pero la ambigüedad con la que jugó Netflix y el conservadurismo que caracteriza al actual alcalde de la capital llevó a parte de la sociedad a criticar la censura que supuestamente había impuesto el regidor. El fin último de esta jugada, polémica a ojos de muchos por el equívoco al que llevaba, fue trasladar a la calle de forma sutil uno de los mensajes que caracteriza a la serie: la necesidad de normalizar el sexo como un elemento más de la vida, eliminando el aura de sordidez que siempre le ha acompañado.
No solo de provocación vive Netflix
La campaña de Sex education es la última de la larga lista de acciones publicitarias de la compañía que han acabado trascendiendo, ya sea por su originalidad o por su carácter provocativo. Una de las más recordadas tuvo como eje la Puerta del Sol, donde Netflix instaló una lona gigante durante las Navidades de 2016 en el que la plataforma promocionaba Narcos bajo el eslogan ‘Oh, blanca Navidad’.{wbamp-show start}
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Unos meses más tarde, la empresa volvió a sumarse al carro de la polémica de la mano del estreno de Fe de etarras, una comedia que giraba sobre los preparativos de un comando de ETA para atentar mientras España celebraba la victoria del combinado nacional en el Mundial de Sudáfrica. En esta ocasión, Netflix colgó un cartel de grandes dimensiones en un edificio de San Sebastián que incluía la frase ‘yo soy español, español, español’ con las tres últimas palabras tachadas, lo que levantó una gran polémica.
Más allá de la provocación, la plataforma también ha sabido integrar muy bien la cultura pop en sus acciones de marketing, aprovechando eventos ajenos a su actividad como Eurovisión para publicitar de forma original productos de su catálogo como La casa de papel, Las chicas del cable o Paquita Salas. También ha acertado en su apuesta por la nostalgia, la cual le ha hecho llevar a Leticia Sabater al Upside Down de Stranger things o recuperando a algunas de las estrellas de ficciones juveniles como Un paso adelante, Física o química, Compañeros o Al salir de clase para promocionar los nuevos episodios de Élite.
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