A día de hoy, riluzol sigue siendo el “gold standard” en el tratamiento del paciente con ELA; por ello es fundamental asegurar el cumplimiento terapéutico y, por consiguiente, la adherencia al tratamiento de los pacientes en todo momento. Sin embargo, esta adherencia se ve frecuentemente comprometida por los habituales trastornos de deglución que sufren los pacientes con ELA. En estos casos, es habitual ofrecer al paciente la realización de una gastrostomía o PEG (acrónimo en inglés de gastrostomía endoscópica percutánea) para garantizar una alimentación e hidratación apropiadas, así como para asegurar la toma completa de la medicación.
Hasta la comercialización de Teglutik® (riluzol en suspensión oral), los pacientes tan sólo tenían disponible el principio activo de riluzol en comprimidos de administración oral. En caso de disfagia o instauración de PEG, los pacientes y/o cuidadores se veían obligados a triturar los comprimidos e incorporar el triturado en comida o preparados dietéticos, con los consiguientes riesgos de microaspiraciones u obstrucciones de la sonda en caso de pacientes con PEG. Adicionalmente, esta extendida práctica también podía comprometer la toma completa de la dosis aprobada por las autoridades sanitarias, más aún cuando debe ser administrada en dos tomas diarias.
Teglutik®, que ya estaba aprobado para su administración por vía oral, acaba de recibir la autorización para su administración a través de sonda de alimentación enteral, tanto en España1 como en Estados Unidos. Se trata de una diferencia importante respecto a los comprimidos de riluzol, cuyo uso solo está autorizado mediante la vía oral.
La Dra. Mónica Povedano, responsable de la Unidad Funcional de Motoneurona del Hospital Universitario de Bellvitge, considera que la aprobación de Teglutik® para su administración por sonda de alimentación enteral es un avance en el manejo del paciente: “La formulación con la que está diseñado Teglutik facilita la toma de este medicamento a todos los pacientes de ELA. Por su galénica está adaptado a cualquier etapa de la enfermedad. Teniendo en cuenta que el paciente con ELA presenta aspiraciones y penetraciones desde el inicio debidas a la afectación deglutoria, aunque él mismo no sea consciente de ello, la existencia de riluzol en suspensión oral permite tratar de forma segura y con la dosis adecuada, asegurando la adherencia al tratamiento.
Este hecho es clave, puesto que en enfermedades crónicas y evolutivas la adherencia se puede ver comprometida por los cambios de formulación (comenzar con comprimidos y cambiar a la suspensión) o por los inconvenientes asociados a la manipulación de los comprimidos. Esto permite a las personas que viven con ELA continuar tomando riluzol durante el transcurso de su enfermedad, ya sea vía oral desde el diagnóstico, o a través de la PEG cuando ésta sea necesaria, asegurando la efectividad de recibir el tratamiento completo y minimizando los riesgos relacionados con la trituración de los comprimidos.”
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