El Hospital Universitario Rey Juan Carlos, integrado en la red sanitaria pública de la Comunidad de Madrid, organizó recientemente una jornada informativa para pacientes atendidos en el centro con enfermedad inflamatoria intestinal (patología que agrupa a la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn) para, por un lado, explicar la organización de las consultas monográficas de esta patología, los profesionales que las llevan y el acceso a las mismas y, por otro, trasladar a los pacientes algunos de los temas que suscitan generalmente más interés o dudas entre ellos.
La Dra. Mercedes Domínguez Antonaya, jefe del Servicio de Aparato Digestivo del hospital y una de las ponentes de la jornada, señala que la causa de estas enfermedades es desconocida, aunque se cree que probablemente se produce en pacientes con predisposición genética en los que algún factor externo por determinar desencadena una respuesta inmunológica no controlada que origina la inflamación intestinal. “En el caso de la colitis ulcerosa solo se afecta el colon (el intestino grueso), mientras que en el de la enfermedad de Crohn puede verse afectado cualquier tramo del intestino”, comenta. Los síntomas dependen de cuál sea su localización en el intestino.
Actualmente, los tratamientos para controlar esta enfermedad varían según la localización de la inflamación y la gravedad en cada paciente. En los casos más leves de colitis se administra una terapia oral denominada aminosalicilato, pero cuando los pacientes tienen brotes pueden requerir corticoides y, cuando estos no funcionan, pueden ser necesarios tratamientos inmunosupresores o biológicos.
En este sentido, la Dra. Domínguez subraya la importancia de que los pacientes sigan de forma adecuada los tratamientos pautados por los especialistas para mantener la enfermedad en remisión y evitar nuevas recaídas. “Los pacientes con colitis ulcerosa que no siguen adecuadamente el tratamiento con aminosalicilatos tienen cinco veces más probabilidades de tener un brote de la enfermedad”.
Por otra parte, los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal pueden requerir en algún momento de su evolución tratamientos que disminuyan las defensas y aumenten el riesgo de infecciones, como los inmunosupresores o biológicos mencionados anteriormente. Por ello “se recomienda la vacunación de la gripe, neumococo, hepatitis B, tétanos, sarampión, rubeola y parotiditis”, apunta la especialista.
Una vida normal es posible
A pesar de las dificultades a las que se enfrentan quienes sufren esta enfermedad, con un tratamiento adecuado la mayoría de ellos pueden realizar las actividades de la vida cotidiana con normalidad. En este sentido, por ejemplo, los pacientes pueden seguir una dieta normal ya que, como explica la Dra. Domínguez, en principio no es necesario restringir ningún alimento porque no se ha demostrado que ninguno desencadene los brotes ni empeore la inflamación.
“Por ello, cuanto más variada y rica sea la alimentación, mejor será para el paciente de cara a evitar déficits nutricionales”, añade, recordando que “en los brotes de inflamación intestinal puede que el paciente tolere peor determinados alimentos, como los lácteos o la fibra”.
Asimismo, “las pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal podrán tener un embarazo y parto normales siempre que se queden embarazadas en un periodo de remisión de la enfermedad. Si, por el contrario, el embarazo se produce en un momento en que la enfermedad no esté controlada y esté activa, sí existen más riesgos para el feto, como retraso del crecimiento intrauterino, niños de bajo peso al nacer, partos prematuros y aborto”, continúa la Dra. Domínguez. Y es que, apunta, “la mayoría de los tratamientos que se utilizan en la enfermedad inflamatoria intestinal pueden mantenerse durante el embarazo y la lactancia y, por otro lado, ninguna de estas dos situaciones afecta negativamente a la enfermedad.
Con el propósito de visibilizar esta realidad, durante la jornada también se presentó la Asociación de enfermos de Crohn y Colitis Ulcerosa (ACCU), que tiene como objetivo poner en contacto a personas diagnosticadas de esta patología y ofrecerles apoyo e información. “Estas asociaciones son útiles porque permiten a los pacientes relacionarse con otras personas afectadas y darse cuenta de que cuando la enfermedad está controlada pueden llevar una vida normal”, indica la Dra. Domínguez.
Seguiremos Informando… {wbamp-show start}
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