Tras el final de Néboa, que se despidió de la parrilla de La 1 la semana pasada, TVE quiso seguir apostando por ficción para cubrir la noche del miércoles y se decantó por estrenar Killing Eve, uno de los dramas que mejores críticas ha cosechado en los últimos años. Con esta elección, la cadena pública pretendía no rebajar la calidad de su programación y, además, romper la mala racha que tiene con las series extranjeras desde hace una década.
El resultado, de inicio, no parece prometedor. En su debut, Killing Eve cosechó un 8% de cuota de pantalla y 1.278.000 espectadores en su primer capítulo y un 8,6% de share y 1.075.000 televidentes en el segundo, lo que le convirtió en la tercera oferta más seguida de la noche por detrás de ¿Quién quiere ser millonario? y Ven a cenar conmigo: Gourmet edition. Pese a que no se trata de un dato catastrófico, su futuro no parece ser excesivamente brillante ya que este tipo de productos suelen anotar máximo en su estreno para después ir bajando semana a semana, a lo que hay que sumar que se trata de una ficción estrenada bajo demanda hace dos años.
La apuesta por Killing Eve no le ha salido especialmente bien a la Corporación, que lleva 10 años sin acertar con una serie extranjera. Tras la decisión tomada en 2009 por Javier Pons, entonces director de TVE, de prescindir de las ficciones internacionales para centrarse en la producción propia, La 1 emitió en verano de 2010 las dos primeras temporadas de Los Tudor, que había sido adquirida antes de la resolución de Pons.
Pese a enfrentarse a Supervivientes y Las joyas de la corona, la ficción histórica lideró con un 18,3% de cuota y 2.594.000 adeptos de media. Este éxito inesperado animó a TVE a repetir la estrategia un año después pero los resultados no fueron los mismos y Los Tudor cayó a un 11,7% de cuota y 1.642.000 fieles debido al fenómeno creado en torno a la participación de Rosa Benito en el reality de Telecinco.
Desde entonces, ninguna serie extranjera ha logrado despuntar en la parrilla de La 1. La siguiente en intentarlo fue Los Mosqueteros, que comenzó liderando y acabó siendo relegada al late night en 2013. Después le llegó el turno a Mr. Selfridge, que naufragó en verano de 2014 y acabó promediando un 7,6% de share y 1.179.000 seguidores, lo que le colocó como la cuarta opción de la noche.
Dos años después, TVE probó suerte con el remake estadounidense de Los misterios de Laura y Última oportunidad, que se sucedieron en el prime time del martes durante el período estival. El resultado, una vez más, volvió a ser desfavorable: la primera no logró imitar a su homónima española y se quedó en un 7,4% de cuota y 1.031.000 espectadores de media, mientras que la segunda pasó sin pena ni gloria por la parrilla de La 1.
El último gran intento de TVE llegó en 2017 con El infiltrado, una de las series más alabadas de AMC. La serie protagonizada por Hugh Laurie tampoco pudo romper esta ‘maldición’ u alcanzó un 9% de share y 1.179.000 televidentes de media pese a competir contra productos tan frágiles como All you need is love… o no. En noviembre del pasado año, La 1 volvió a tantear la ficción internacional de la mano de La desaparición de Anthony pero la miniserie canadiense se desplomó en su segunda semana de emision por debajo del 7% de cuota.
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