Los hábitos del consumidor están cambiando desde el confinamiento. Las empresas tienen ahora la oportunidad de conocer dónde están los nuevos consumidores para crecer. Un estudio de zeotap aporta las claves para que las marcas lleguen a un usuario más digital y más conectado que nunca, debido al distanciamiento social que imponen las circunstancias del coronavirus. El impacto del distanciamiento global y el cierre de negocios tendrá importantes consecuencias económicas. Según el Boeing term for Supply Chain Innovation, los efectos podrían prolongarse durante dos años y causar 400.000 millones de dólares de pérdidas en los negocios que giran en torno a las cadena de suministro. Con esta situación, los hábitos de consumo de medios han cambiado drásticamente.
El consumo de los medios online y de la TV se ha incrementado en un 40%, según datos de GlobalWebIndex, Ipsos, Apptopia. El mismo estudio revela que un 23% de los consumidores compran totalmente en e-commerce, mientras que las apps de comidas a domicilio han multiplicado por tres las descargas. Una reciente encuesta realizada por Econsultancy y Marketing Week a más de 2.200 profesionales de marketing señala que el 55% de ellos considera que las campañas de marketing están desfasadas o en revisión. Así, debido al distanciamiento social forzoso, el 91% de las empresas encuestadas prevén un incremento en el uso de los servicios online, entre los que se encuentra el gaming, el entretenimiento y las redes sociales. Más de un 70% de las marcas consideran que se aumentará el e-commerce y las compras de alimentación online.
‘Adaptar el mensaje publicitario a las necesidades del consumidor’
Un estudio de la plataforma de inteligencia del cliente zeotap, aporta las principales claves para ello. Adaptar el mensaje publicitario a las necesidades y hábitos actuales de los consumidores, marcados por el distanciamiento social y la incertidumbre financiera. Al mismo tiempo se aconseja realizar este cambio de manera positiva. Y por ejemplo, si se trata de una empresa del sector automoción, ofrecer perspectivas de financiación altamente ventajosas para los consumidores. En otros sectores como los restaurante, pueden ofrecer repartos gratuitos a domicilio, o los gimnasios y formación, ofertar, como algunos ya están haciendo, clases virtuales y reducir las tarifas mensuales.
Mantenerse relevante, pero no aprovechar las circunstancias para crear una relación artificial en torno al COVID-19. Es decir, no basar la conexión marca-consumidor en cuestiones caducas en el tiempo o circunstanciales relacionadas con el virus. Denotarían falta de autenticidad y a medio plazo la relación se rompería. Reasingar los presupuestos Los presupuestos de marketing han de reorientarse a los canales y entornos en los que se encuentra este ‘nuevo’ consumidor digital: soportes de noticias online, televisión por cable, apps, vídeo y social media. Expandir las audiencias, la situación actual está suponiendo que consumidores que habitualmente no se encontraban en el entorno online, ahora sin embargo sí lo están. Así sucede, por ejemplo, con las personas mayores que actualmente están pendientes del mail o de un sistema de vídeo-llamada como Skype, Facetime, Zoom o Google Hangout para estar en contacto con familiares que viven incluso en el mismo barrio.
Pensar en el largo plazo, la migración al entorno digital, junto a la adopción de tecnología para adaptar los productos y servicios al mundo online ha de ir más allá de la situación actual. La razón de ser es que todos estos cambios que están afectando a la relación marca-consumidor lo harán a largo plazo. Y estos últimos se mostrarán más abiertos a formas de conexión hasta ahora inimaginables como, por ejemplo, participar más desde casa en eventos y hacerlo en streaming o visitar apartamentos en 3D. El estudio concluye señalando que todas estas medidas harán que las marcas se pongan al lado del consumidor, se adapten a sus necesidades reales y hábitos de consumo actuales, que serán también los del futuro.
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