Desde que el Gobierno decretase a mediados del mes de marzo el estado de alarma y abriese la puerta a la presentación de despidos temporales, miles de empresas se han acogido a esta medida. Los datos que maneja el Estado contemplan –hasta el momento- que más de cuatro millones de trabajadores recibirán la prestación aprobada en las próximas semanas.
Cada día, la administración pública recibe entre 500 y mil nuevas solicitudes para tramitar este tipo de ayudas. Este volumen desmesurado ha provocado el colapso del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), que en ocasiones llega a tardar varios días en aceptar los trámites, provocando lo que se conoce como cuello de botella.
La realidad es que esta solicitud masiva va a afectar a los trabajadores que esperan recibir esta ayuda. Los retrasos a la hora de cobrar estas prestaciones se prolongan hasta en un mes después de que la administración dé luz verde al ERTE solicitado por la empresa en cuestión. Una prestación que cubrirá hasta el 70% de la base reguladora y que se cobrará entre el día 5 y el 10 de cada mes.
Para afrontar esta cantidad de solicitudes la administración pública ha aprobado un refuerzo en la plantilla del SEPE con más de mil nuevos trabajadores. Sin embargo, son muchos los que han denunciado que este refuerzo aún no se ha hecho efectivo, provocando que se mantenga el colapso administrativo. No obstante, se espera que en los próximos días, el refuerzo se haga efectivo al completo y sirva para descongestionar la saturación del sistema.
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