Las diferentes medidas que el Gobierno puso en marcha hace más de un mes para frenar la expansión del coronavirus se dejaron notar desde el primer momento en la parrilla televisiva: mientras que unos programas decidían echar el cierre temporalmente, otros intentaron emitir sin salir de casa o adaptar su estructura a las circunstancias excepcionales que ha provocado la pandemia. En este último grupo se encuentra Sálvame, que mantiene sus cinco horas diarias en directo tras reconvertir sus contenidos habituales y dar paso a nuevas secciones relacionadas con la actualidad.
Desde que el coronavirus penetró en España, Jesús Sánchez Martos se ha convertido en un habitual del magacine vespertino y ya funciona como un colaborador más. El doctor se ha destapado como el gran fichaje de Sálvame durante esta cuarentena y cada día acude al espacio para explicar de una manera sencilla asuntos como la evolución de las cifras de la enfermedad y su contexto o el funcionamiento del test de detección del Covid-19.
Otra de las nuevas secciones que más éxito está teniendo es la que protagoniza Belén Esteban, que no puede acudir a trabajar debido a su pertenencia a un grupo de riesgo por culpa de la diabetes que padece. Los obstáculos para trasladarse a su puesto no han supuesto un impedimento para la tertuliana, que conecta todos los días con la audiencia desde su casa para hacer diferentes recetas de cocina mientras ofrece su opinión acerca de los temas que se han tratado que se ha tratado durante la tarde en Sálvame.
Ante la falta de contenido, el formato también ha apostado por reforzar una de sus señas de identidad: las tramas entre colaboradores. Para ello, la dirección del espacio ha puesto en marcha un nuevo ‘juego’ en el que los diferentes tertulianos valoran a uno de sus compañeros, desvelando si consideran que el protagonista en cuestión es soberbio, egocéntrico, elitista, profesional o pelota con el objetivo de destapar anécdotas inéditas, viejas rencillas y opiniones desconocidas.
Pero lo que más ha sorprendido a los espectadores de Sálvame durante este confinamiento ha sido la intervención en el espacio de personajes que habitualmente no se prestan a este tipo de formatos. A lo largo de las últimas semanas, el magacine ha contado con la presencia de artistas (Vanesa Martín, Pablo Alborán, Luz Casal, Marta Sánchez), economistas (Juan Carlos Díez, Juan Ramón Rallo), epidemiólogos (Juan Gestal, María Lahuerta), políticos (Irene Montero, Isabel Díaz Ayuso, José Bono) e incluso de una eminencia médica mundial, Buenaventura Clotet.
La audiencia respalda las novedades de Sálvame
Pero, ¿han funcionado esta serie de novedades a nivel de audiencias o el interés del público habitual del programa ha caído al centrar exclusivamente su atención en la actualidad del corazón? Desde que Pedro Sánchez activó el estado de alarma, Sálvame limón ha cosechado un 13,9% de cuota de pantalla y 2.240.000 espectadores de media, mientras que la versión naranja ha promediado un 16,6% de share y 2.466.000 televidentes y la edición tomate se ha apuntado un 15,5% de cuota y 2.510.000 seguidores.
Durante este período, Sálvame ha conseguido mantener sus buenos resultados pese al repunte que vienen experimentando espacios como Cuatro al día, Todo es mentira o Más vale tarde, afianzando su liderato vespertino. En comparación con los datos que había marcado durante la primera quincena de marzo, el programa que comandan Jorge Javier Vázquez y Carlota Corredera ha cedido algo de cuota debido al incremento del consumo televisivo pero ha engordado notablemente su número de espectadores.
Con respecto a los números firmados durante las dos primeras semanas de marzo, Sálvame limón, por ejemplo, ha perdido cuatro décimas de cuota pero ha ganado más de medio millón de fieles. Por su parte, Sálvame naranja ha cedido 2,2 puntos pero ha sumado 524.000 nuevos adeptos a sus filas, mientras que Sálvame tomate ha sido la edición más beneficiada del formato al mantener su share intacto y experimentar una subida de 442.000 seguidores.
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