La llegada a España del nuevo coronavirus y la crisis sanitaria que provocó en nuestra comunidad autónoma, siendo Valdemoro una de las zonas que antes, y de forma más intensa, resultó afectada por el Covid-19, ha demostrado ampliamente la capacidad de reacción y de adaptación del Hospital Universitario Infanta Elena, integrado en la red sanitaria pública madrileño, en todos sus servicios y ámbitos de atención, así como el esfuerzo realizado en materia de humanización de la asistencia ofrecida y de implementación de nuevas prácticas.
Y es que, dada la emergencia sanitaria generada y el escenario permanentemente en cambio vinculado a ella, el hospital tuvo que adaptarse a la nueva situación de forma continuada para garantizar el derecho de accesibilidad a la asistencia en condiciones de igualdad, sin pérdida de la humanización en los cuidados. Un reto complejo con numerosas incógnitas, dificultades y condicionantes, como las propias infraestructuras del centro, y en el que, pese a todo, la totalidad del personal del hospital se volcó para alcanzarlo.{wbamp-show start}
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A este respecto, dos de los ámbitos hospitalarios que antes se transformaron para poder seguir ofreciendo una atención de calidad con la máxima seguridad a sus pacientes fueron el obstétrico y el pediátrico.
En el caso del primero, poco después de declararse el brote de coronavirus en Valdemoro el Servicio de Obstetricia de su hospital ideó una reestructuración de su paritorio para poner la mitad de sus instalaciones a disposición de la epidemia, y habilitar en la otra mitad 12 puestos de hospitalización obstétrica en lo que eran salas de observación, urgencias, zona de estar de Enfermería y despachos, separando ambas zonas por un tabique de pladur levantado ad hoc.
Reorganización exprés para crear un “bunker paritorio” seguro
Una reorganización del área que se llevó a cabo en tan solo 12 horas, e incluyó una decoración especial para recibir a los recién nacidos en este periodo, y que ha permitido que las gestantes hayan podido ingresar para su parto en este “bunker paritorio”, siempre acompañadas por la persona que hayan elegido, y junto a la que han permanecido en él hasta el alta.
“Desde el principio de la crisis activamos un protocolo de alta hospitalaria temprana post parto para aquellas madres que voluntariamente lo aceptaron, de manera que las puérperas de partos eutócicos con niños sanos se han podido ir de alta a las 24 horas del parto con disponibilidad de una consulta presencial al día siguiente para control y la realización de las pruebas neonatales pertinentes, disminuyendo así la permanencia en el hospital”, explica el Dr. Juan Rodríguez Candia, jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del centro.
Esto facilitó el alojamiento conjunto madre-padre-hijo y la iniciación de la lactancia materna, desde el ingreso y hasta el alta, sin tener contacto con otros circuitos del centro, y evitando posibles contagios, así como el funcionamiento de la Unidad de Neonatología y, en definitiva, el mantenimiento de la actividad de esta área, con continuidad de cuidados para sus pacientes.
Así, desde la creación de este “bunker paritorio” hasta ayer, día en el que se pudo cerrar gracias a las medidas de desescalada implementadas en el hospital, han nacido un total de 182 niños en el hospital en condiciones de máxima seguridad y con gran satisfacción de las pacientes.
Adaptación de todos los servicios pediátricos
En la misma línea, el Servicio de Pediatría ha reubicado sus consultas agrupándolas en la zona de entrada del hospital para permitir el movimiento del menor sin interferir en el distanciamiento social necesario y reduciendo su deambulación en el centro”, indica el jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Infanta Elena, el Dr. Enrique de la Orden.
Otra medida implementada ha sido el aumento de los tiempos de consulta y la intensificación de servicios no presenciales. A este respecto, tanto la infraestructura digital previa del hospital mediante el Portal del Paciente -aplicación de desarrollo propio, principal canal de comunicación con los usuarios-, como el apoyo de las llamadas telefónicas han ayudado a continuar el seguimiento de los pacientes, evitando en algunos casos un desplazamiento innecesario al centro, y facilitándolo en otros en condiciones de seguridad. Adicionalmente, el Servicio de Pediatría mantuvo un contacto continuado y ágil durante toda la pandemia con los especialistas de los centros de salud para la derivación urgente de pacientes no demorables, e impulsó el uso de las e-consultas para ayudar en la resolución de casos procedentes de Atención Primaria.
Todo ello se ha traducido en la realización de 1.345 consultas pediátricas no presenciales, 69 e-consultas desde Atención Primaria en un plazo menor a 24-48horas y 205 valoraciones sin paciente presencial entre los meses de enero y mayo. “En todas ellas hubo una interacción con el paciente, o con el médico del primer nivel asistencial en el caso de la e-consulta, mediante medios digitales (uso de formularios, interpretación de pruebas diagnósticas y emisión de informe disponible, así como recogida en la historia clínica de cada paciente)”, apunta el Dr. De la Orden, añadiendo que “también el uso paralelo de canales telefónicos permitió transmitir mejor el mensaje en algunos casos, facilitando su comprensión por parte del receptor”.
Por su parte, en Urgencias Pediátricas se han establecido circuitos “limpios” y “dudosos”, incluido en la decoración de las salas motivos adaptados infantiles, adaptado los puestos de observación para favorecer el distanciamiento social y señalizado las bancadas de espera.
En cuanto al Hospital de Día pediátrico, se reubicó transitoriamente en un área provisional hasta recuperar la localización habitual y se dotó de todos los recursos necesarios, realizando un cribado epidemiológico previo y adaptando la duración y horario de cita, mientras que en la hospitalización procedente de urgencias no Covid se ha organizado un circuito para que el paciente ingrese en una zona segura tras constatar que tanto el paciente como el acompañante no son casos posibles, en beneficio, una vez más, de la seguridad de pacientes y profesionales.
En conclusión, el Hospital Universitario Infanta Elena supo transformarse en muy poco tiempo para atender la situación derivada de la pandemia y, gracias a su capacidad de adaptación y a la de su personal, se sigue preparando y ajustando en el camino hacia la “nueva normalidad”.
Seguiremos Informando…