Si hoy en día son muchos los que creen que la política se basa en la hipocresía y el arribismo, resulta imposible cambiar de opinión después del cínico episodio protagonizado por el portavoz parlamentario de Podemos, Pablo Echenique. El morado se marcó una de las suyas y sin rubor dijo que no hablaba de casos que están judicializados, en referencia al mismo que puede llevar a su jefe y vicepresidente del Gobierno de Pedro Sánchez, eso es, a Pablo Iglesias, ante una Sala del Supremo.
Echenique sólo habla de los casos judicializados de los demás, como su mentor de Podemos. Los de Podemos cumplen manu militari las órdenes del general Iglesias. No se dice nada del caso Dina y se acabó. Todos como un solo hombre detrás del líder, que para algo son expertos en asesorar a dictadores.
Iglesias lleva escondido varias semanas evitando las preguntas de los periodistas y preparando la arenga con la que previsiblemente disparará contra todo y contra todos para intentar desviar la atención del espeluznante caso de su pendrive, la relación con sus propias cloacas, los whatsap de sus abogados que comprometen a la Fiscalía y a la independencia judicial, su simpatía y empatía con determinados periodistas ascendidos por obra y gracia del líder a puestos de responsabilidad….
Mientras ultima su solemne perorata, los suyos aplican el sub iúdice que proteja al caudillo de titulares que no le beneficien. Ya sabemos: que si la policía patriótica, que si Eduardo Inda (bestia negra de los podemitas), que si la ultraderecha… Propaganda y censura, que es en lo que estamos instalados en estos tiempos del Aló Presidente.
Terminado el estado de alarma y con la atención en la televisión mermada, Sánchez ha optado por las entrevistas con los de confianza y quien mejor que Ferreras para cobrarse favores, que para censurar papeletas electorales ya está quien fuera su jefe de gabinete, Juan Manuel Serrano, ascendido a presidente de Correos por la puerta giratoria que criticaba con vehemencia a los demás.
Serrano salió del círculo del presidente por el codazo de Iván Redondo y ahora no está dispuesto a volver a coger carretera y manta como en aquellos tiempos en los que acompañó a Sánchez por los pueblos de España en su campaña para hacerse con la secretaría general del PSOE. Ha probado las mieles del sueldo de lo público (200.000 euros al año) y, obediente, ha decidido aplicar la censura bloqueando el envío de propaganda electoral de Vox en la campaña del País Vasco y Galicia. Aduce el íntimo de Pedro Sánchez que los sobres llevan impresos mensajes que “vulneran los derechos fundamentales” como por ejemplo los que califican de “invasión migratoria” la llegada de inmigrantes a nuestro país.
El “secuestrador” de propaganda espera a que decida la Junta Electoral a ver si mientras en Galicia y País Vasco van ganándole tiempo a la derecha, una maniobra infame y hasta pueril ya que el efecto que han conseguido es el contrario: dar protagonismo a Vox y altavoz a Santiago Abascal, que ha calificado de “delincuente electoral”.
La noticia ha sido titular de prácticamente todos los medios. No sabemos si en TV3 también, aunque a tenor de cómo se las gasta la censora Vilallonga, igual la han emitido doblando a Abascal en catalán. La consejera de Cultura de la Generalitat ha dado un toque de atención a TV3 porque, a su juicio, utiliza demasiado el castellano, según publica El Español, que afirma que la política ya dio muestras de su sesgo supremacista al asegurar que existe una “raza catalana”. No sabemos, de momento, si la instrucción a TV3 la dio por whatsapp o por messenger, ese canal donde Pablo Iglesias aseguraba que azotaría a una periodista hasta que sangrara. Seguro que por TV3 no nos vamos a enterar.
Seguiremos comunicando…