La libertad de expresión no pasa por su mejor momento. La política cortoplacista o los movimientos a orden de estrategia hacen cada vez más daño a la libertad de información. La estrategia en política es necesaria y recomendable, pero… ¿Cuánto daño hace a nuestra democracia gobernar a base de estrategia? Aunque la respuesta parece evidente, la mano derecha del presidente del Gobierno, Iván Redondo parece que lo ha olvidado.
Los últimos ataques del vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias a los medios de comunicación ponen en riesgo la libertad de expresión. Pero esto no debe sorprendernos, los movimientos a favor de la ‘censura’ a los periodistas durante el estado de alarma revelan que la estrategia de Iván Redondo de confrontar a los medios no está nada alejada de las últimas declaraciones de Pablo Iglesias.
Desde el Gobierno han perdido la visión externa y la autocritica, recordemos las declaraciones de Redondo en su comparecencia ante la comisión mixta Congreso-Senado de Seguridad Nacional: “Con la información disponible es difícil hacerlo mejor”. Las declaraciones sorprenden cuando la cifra de fallecidos ronda las 30.000 personas. La comunicación institucional está perdiendo el sentido de la verdad y de la responsabilidad pública. Gobernar a base de estrategia política únicamente debilita nuestro sistema democrático y por tanto, a la transparencia informativa.
A golpe de estrategia
El balance de la Secretaría de Estado de Comunicación es sencillo: “nunca antes un Gobierno había comunicado tanto”. No siempre hay que valorar la cantidad, sino la calidad. Comunicar mucho no significa que se comunique bien. La estrategia del continuo ruido mediático y de los continuos flujos informativos lleva a una cantidad de información volátil pero que no llega a la ciudadanía.
Desde la dirección del Gobierno parece que han olvidado que gobiernan para una ciudadanía con una ‘madurez’ democrática ciertamente consolidada. No hay lugar para estrategias de comunicación que sólo buscan la distracción y la confrontación. La sombra del presidente ya no es tan sombra. La ciudadanía y los profesionales de la comunicación han calado al consultor político. La estrategia enfermiza de controlar la información no cabe en una democracia. El mensaje es libre y debe serlo, cualquier intento de controlar la información nos hace daño a todos. Querido Redondo, pones en peligro la libertad de expresión.
Seguiremos Comunicando…