Los apabullantes resultados electorales de Feijoo en Galicia han vuelto a abrir el baile de la yenka en la sede del PP nacional: ahora moderados, ahora centrados, ahora más duros y vuelta a empezar. Y no es por causa del argumentario del PSOE, preparado semanas antes, cuando ya preveían que el triunfo del gallego iba a ser incluso menor que el obtenido. No, no es la manida teoría de si Feijoo dará el salto a la política nacional o no, que no parece (de momento), según ha declarado él mismo, si no la falta de liderazgo de los azules, que según viene el viento surfean la ola de un lado a otro.
Según ha podido saber prnoticias.com, los de Génova pretenden de nuevo instalarse en la llamada moderación y capitalizar el efecto del gallego de manera que no se visualicen demasiado las diferencias entre Casado y el presidente de la Xunta, sobre todo teniendo en cuenta el desastroso resultado de los populares en el País Vasco con la apuesta personal de Casado por Iturgáiz.
La vuelta a la moderación se producirá en un contexto de máxima tensión para la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, a quien los MIR ya le han preparado la primera protesta. A la vuelta del verano, la nueva lideresa se encontrará con uno de los escenarios más tensos que vivirá el PP. Las mareas ya se preparan para actuar en las calles, inducidas por los partidos de izquierdas, para protestar por la gestión de la pandemia y liberar a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias de sus responsabilidades. A ello se sumará la aprobación de unos presupuestos que en un gobierno de coalición con Ignacio Aguado (Ciudadanos) se torna tan imprevisible como el propio vicepresidente y con las condiciones de reducción de consejerías exigida por VOX.
Según fuentes de Sol, la reducción podría dejar sin competencias al consejero de Vivienda, David Pérez y poner un puente de plata al actual consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero. El nombre de Antonio Zapatero, que dirigió el Hospital de Ifema durante la pandemia, suena con fuerza para hacerse con la cartera de Sanidad si finalmente la presidenta se ve forzada a una remodelación de Gobierno, que podría arrastrar a otras consejeras.
Las presiones a Ayuso por parte de sus socios de Gobierno, con comisión de investigación de las residencias incluida, las que se prevé que ejercerán en las calles los satélites de Sánchez e Iglesias (el gran perdedor de las elecciones gallegas y vascas) y el calendario judicial que tras el verano afectará a su partido, convierten a la presidenta en el blanco de la tensión política nacional mientras en su partido la opción por la moderación aventura leves movimientos y frágiles declaraciones en defensa de las posiciones de ésta. Etiquetada por los medios de izquierda como del “ala dura del PP”, Ayuso se ha mantenido firme en la defensa de sus principios pese a las críticas que coinciden con los que ven en el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, el recambio para todo dentro del PP. Pero, como dijo la presidenta, las competencias de la Comunidad de Madrid no son las mismas que las del Ayuntamiento. Vamos, que Almeida se dedica al tráfico y a la basura de la ciudad y no tiene más que gestionar, vino a decir, en un claro mensaje que evidenciaba el hartazgo y la orfandad de apoyos.
El otoño se presenta caliente en Madrid pero en su partido estarán tibios. O no…Con Casado nunca se sabe, aunque de momento lo que le gusta es eso: Almeida y Feijoo.
Ayuso queda un pasito para atrás.
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