Las negociaciones del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con sus colegas europeos para el reparto del Fondo de Reconstrucción van lentas, que es lo mismo que decir que no avanzan. El propio Sánchez lo ha reconocido así a las puertas de la reunión que los Veintisiete celebrarán este fin de semana para definir el reparto de los fondos para la reconstrucción tras la primera pandemia.
El exceso de euforia que le preparó su asesor áulico, Iván Redondo, no sólo no funcionó en el caso de la elección de la vicepresidenta Calviño, si no que el exceso de expectativas diseñado por el gurú de Moncloa para que Sánchez sacara pecho de su influencia en Europa, le valió un estrepitoso ridículo.
Visto lo visto, Redondo ha decidido aflojar el tono en esta ruta europea del presidente para negociar la cuota española del fondo social, y el socialista ya advierte de la dificultad para llegar a acuerdos, poniéndose la venda antes de la herida que produciría a España no poder financiar la recesión. Redondo ha puesto a Sánchez en modo avión y le ha rebajado el tono, consciente de que otro fracaso en la gestión de expectativas puede dar al traste con la ya dañada imagen de su jefe. Su estrategia cortoplacista en el caso de Calviño iba dirigida más a la parroquia nacional, a la que quería convencer del liderazgo y el peso internacional de Sánchez, pero su excesiva confianza en la táctica de la que presume, se tornó en un estratosférico fracaso.
España iba a recibir gran parte de los fondos gracias a la influencia de la vicepresidenta, contábamos con el apoyo de Francia y Alemania, decía el presidente, ufano, hace un mes, por recomendación de Redondo. Y naufragó. En esta ocasión, su jefe de Gabinete ha decidido remendar el roto, consciente de que otra derrota puede suponer el descrédito absoluto de su jefe y el suyo propio, mermado tras el estrepitoso fiasco en las elecciones gallegas y vascas.
“Estamos convocados a un hito histórico”, ha dicho Sánchez en alusión a la reunión del próximo fin de semana, en un tono menos eufórico, pero igual de engolado que el que pone de manera habitual para leer los discursos que le prepara Redondo para el Aló Presidente (hemos constatado el elevado consumo de internet) o para dar cuenta de su reunión con Merkel.
Convertida ésta de bruja a hada madrina sin pudor alguno por parte del asesor de asesores, Redondo se ha esmerado mucho en difundir la foto de su jefe con la canciller alemana. Consciente del valor de la imagen (la foto de Sánchez en el Falcon con gafas de sol fue la primera gran ridiculez), Redondo ha puesto a funcionar a la quinta flota de medios sanchistas para visualizar el poderío de la pareja Merkel-Sánchez. Eso sí, sin poner mucho el foco en el contenido de la reunión en la que la canciller advirtió al presidente que sería mejor conseguir un acuerdo este fin de semana que empecinarse en huir hacia adelante y, por quererlo todo, no conseguir nada, enmendando la plana al asesor sabelotodo.
El desarrollo de la negociación es difícil, ha advertido el presidente del Gobierno en su periplo europeo. Tanto como los brotes en España.
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