Durante el confinamiento, los españoles pasamos el 47% de nuestro tiempo conectados a Internet, lo que hace un total de 79 horas semanales; esto supuso un incremento del 7% respecto a nuestras anteriores costumbres. El teletrabajo, cursos online y las plataformas de vídeo bajo demanda ocuparon la mayor parte de nuestro tiempo entonces y siguen haciéndolo ahora en la “nueva normalidad”.
“Además de riesgos físicos a nivel visual o muscular, este exceso de tiempo ante las pantallas y de hiperconectividad genera riesgos de carácter psicosocial”, explica Paola Fernández Catalina, coordinadora del centro de día y equipo de apoyo del CRPS de Vallecas, centro perteneciente a la Línea de Rehabilitación Psicosocial (LRHP) de Hermanas Hospitalarias e integrado dentro de la Red Pública de Atención Social a personas con Trastorno mental grave de la Consejería de Política Social, Familia, Igualdad y Natalidad de la Comunidad de Madrid.
Las vacaciones de verano son el momento perfecto para desconectar de la tecnología y ocupar el tiempo libre con otro tipo de ocio más saludable y social. Desprendernos durante unas horas de los aparatos tecnológicos, tratar de desarrollar nuestra creatividad o pasar más tiempo con amigos y familia puede ser de gran ayuda para desintoxicarnos mentalmente. Según Fernández Catalina, “veremos reducida la fatiga, la carga mental y el estrés, lo que nos facilitará recargar energía para la vuelta al trabajo, un momento en el que la restricción del uso de la tecnología se vuelve una quimera”.
La adicción a las nuevas tecnologías es un problema en constante crecimiento, sobre todo entre los jóvenes. Según datos del Ministerio de Salud, casi uno de cada cinco adolescentes de entre 14 y 18 años lleva a cabo un uso abusivo de las nuevas tecnologías. “Cualquier persona sobreexpuesta al uso de las nuevas tecnologías es vulnerable. No obstante, la población infantil y adolescente, cuyo repertorio de habilidades y competencias personales está en desarrollo, es un grupo a tener especialmente en cuenta para que no empleen estas herramientas como una vía de evitación y escape de aquellas experiencias vitales que tienen que superar por sí mismos”, explica Paola Fernández Catalina.
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