En el día del anuncio de la moción de censura de Vox contra Pedro Sánchez, lo más destacado fue la OFENSIVA MEDIÁTICA de este partido contra el diario “ABC” y, ‘ad hominem’, contra el jefe de Opinión de “El Mundo”, Jorge Bustos, al que mandaron a “esparragar” (lenguaje tan querido al secretario de Comunicación de la formación, Manuel Mariscal) acusándole de cobrar de La Sexta.
Bustos se ha convertido en una pieza a batir por parte de Vox y no parece que solo por motivos políticos. Al jefe de Opinión de “El Mundo” se le acusa de mantener una simpatía no oculta con Ciudadanos y una antipatía manifiesta hacia Vox. Su relación sentimental con la exdiputada de Cs Patricia Reyes, contratada como abogada por el Real Madrid de Florentino Pérez, de cuya amistad suele presumir a menudo, o su petición de voto para la formación naranja en la jornada de reflexión de las últimas elecciones generales han contribuido a reforzar esa sensación.
Pero la animadversión entre Bustos y Vox debe mucho a motivos más prosáicos y personales que políticos: la competición interna y las luchas de poder en “La Gaceta” de Intereconomía. Cuando Julio Ariza compró el periódico, Bustos ya venía de serie como parte de la plantilla. No se encontraba entre el núcleo de “plumillas” habituales de Intereconomía.
Pero Bustos pronto supo ganarse la confianza de la directora adjunta, Maite Alfageme, y del director, Carlos Dávila, que lo vio como un contrapeso a los “puros” favoritos de Ariza situados en la sección de Opinión, dándole un protagonismo con la contraportada y con sus viajes veraniegos por toda España. Mucho Julio Camba, mucho costumbrismo y mucho “jabón”, según algunos antiguos compañeros del periódico, a los representantes del columnismo patrio como Jabois, Gistau o Ruiz Quintano, que le bautizó como el “joven Tauler”. Tiempos de querer emular a Hunter S. Thompson y de tuits sobre Berettas.
Sin embargo, “el protegido” no casó con los chicos de Ariza, por más que intentaron integrarlo dentro del núcleo. No había ‘feeling’, ni por una parte ni por la otra. Y a medida que la situación en “La Gaceta” e Intereconomía se fue degradando la brecha se acrecentó hasta que Bustos, ya sin paraguas y en total confrontación con la empresa, perdió la columna y luego el trabajo. Y vino el frío.
Unos se quedaron con Ariza, en El Álamo de Modesto Lafuente, desarrollando una mentalidad de secta hacia todos los que, fuera de Intereconomía, se rehicieron al desastre. El Mundo, en general (no el periódico), estaba contra ellos. Eran los puros, los inasequibles al desaliento y los que, por qué no decirlo, no encontraban ninguna puerta abierta.
Bustos vagó por el periodismo ‘freelance’ y por los pasillos del Congreso de la mano del digital de Agustín Valladolid, el exdirector de “Interviú” y exdirector de comunicación del Ministerio de Interior, que tuvo que comparecer ante el juez por el video de Pedrojota. Los mismos pasillos en los que Gistau relató cómo la jefa de gabinete de Soraya Sáenz de Santamaría, María Pico, le espetaba a un tertuliano recién situado en RNE: “Recuerda quién te ha puesto ahí”. Un relato en el que todos apostaron por Bustos.
Ahora, unos y otro se han encontrado. Los chicos puros de Ariza en “La Gaceta” son los que susurran al oído y controlan con mano de hierro Vox y Bustos ocupa la responsabilidad de Opinión en uno de los diarios más importantes de España. Lógico que salten chispas. Se veía venir desde antes de que Javier Negre pusiese a su excompañero en la picota. En realidad, Negre tampoco descubría la pólvora. Porque esa inquina tiene casi una década de duración. Solo que ahora se juega en otra Liga.
¡Quué bonito! Las sects, los malos, Ariza, los de Vox, los buenos, los medios, laSexta, el Mundo, La Gaceta…
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