Tras la enésima pregunta al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre el paradero del Rey Juan Carlos, el Jefe del Ejecutivo decidió tomarse unas vacaciones con su familia en Doñana, donde permanece con estrictas medidas de seguridad y alejado de los mosquitos. El Palacio de las Marismillas ha renovado por 9000 euros el acondicionamiento para que el presidente y su familia no sean víctimas de las picaduras y puedan disfrutar plenamente de la tranquilidad que brinda el entorno de Doñana, vigilado por decenas de miembros de la Guardia Civil, el Servicio Marítimo, los Tedax y la protección de la naturaleza a través del Seprona. Y, ¿el Covid?
Sánchez cogió el avión privado camino del Coto de Doñana dejando claro en su entorno que no iba a soportar más la presión mediática sobre el paradero del Juan Carlos I. Y así se lo hizo saber a su asesor áulico, Iván Redondo. El presidente temía que una siguiente exposición mediática le complicara el guión. Hasta ahora se había zafado de las explicaciones exhibiendo una sobreactuada discreción en torno a sus conversaciones con Felipe VI pero era consciente del riesgo que corría si algún informador le interrogaba sobre el coste de la seguridad del Emérito fuera de España. Ahí, la demagogia es más complicada, que no imposible en el caso de Sánchez. Ya se sabe que puede decir una cosa y su contraria, pero el presupuesto no es el relato que le prepara Redondo. La partida destinada a proteger al Emérito en Emiratos Árabes, que es donde Zarzuela ha confirmado que está, debiera ser transparente, como todo, o como nada, que es a lo que nos están acostumbrando con consejeros de consejos que no existen, ahora crean otro para repartirse la pasta de Europa, pero éste es otro cantar. No se entiende que con la revelación del lugar de destino del padre de Felipe VI se terminen las preguntas que rodean a su traslado, como pretende el presidente del Gobierno, por mucho que le molesten.
Zarzuela y Moncloa ya diseñaron la estrategia de comunicación para informar sobre la salida de Juan Carlos, justamente días antes del despacho del Rey y el presidente en Marivent. Ahora, la Casa del Rey confirma que Juan Carlos I está en Emiratos Árabes, liberando así a Sánchez de la presión de las preguntas de los periodistas a su vuelta a Moncloa.
El gran Iván Redondo ha puesto fin a la incertidumbre para que su jefe no se sienta incómodo en la sala de prensa. Ahora, tendrá que dar instrucciones al secretario de Estado de Comunicación para que, como ocurriera durante el confinamiento, las intervenciones de los periodistas no versen sobre asuntos incómodos. En este caso, cuánto nos cuesta el traslado del Emérito.
Seguro que alguien se anima a preguntarlo.
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