Médicos Sin Fronteras ha publicado este martes un informe sobre la situación de las residencias durante la pandemia. Para ello, ha recogido las experiencias de 486 centros, prestando especial atención a seis comunidades autónomas. Las conclusiones son demoledoras. Según la organización, la crisis sanitaria ha puesto en evidencia “los problemas estructurales y sistémicos existentes en el modelo español de residencias”.
En esta línea, aseguran que el riesgo de que las personas mayores residentes en estos centros puedan resultar afectadas no ha descendido. Advierten, además, de que hay que estar preparados para reducir la mortalidad entre este colectivo. Según el Ministerio de Sanidad, entre el 6 de abril y el 20 de junio fallecieron 27.359 personas mayores en residencias. El dato es aún más dramático si tenemos en cuenta que la cifra representa el 69% de las personas fallecidas por la COVID-19 en nuestro país.
De esta forma, MSF señala que el modelo de residencias actual descuida las necesidades sociales y sanitarias de las personas mayores, prestando mayor atención a “las condiciones del proveedor de servicios”. Además, denuncian que durante el pico de la pandemia las residencias “fueron abandonadas sin posibilidad de derivación hospitalaria y sin asistencia adecuada de la atención primaria”.
Los testimonios de los empleados
En el informe, MSF recoge el testimonio de algunos empleados de las residencias de mayores. “Llevo dos días empalmando turno, porque no hay nadie más que pueda atender a los residentes que no me dejan enviar al hospital, y ya no puedo más”. “Ayer se murió uno y esta noche se morirá otro si no me quedo, pero tengo que descansar para poder seguir gestionando todo esto. La mitad de la plantilla está de baja, los familiares llaman sin descanso y hay un montón de protocolos por implementar”, comentó Magdalena, enfermera y responsable de una pequeña residencia rural.
Por otra parte, MSF también dio voz a Andrés, jefe de Bomberos encargado de dirigir labores de desinfección y apoyo a la zonificación en colaboración con MSF. En sus declaraciones hace referencia a la gerencia de los centros. “Tenían mucho miedo y preferían que los mayores quedasen encerrados en sus habitaciones, en lugar de reagruparlos en zonas, por miedo a perder el control y que todo el edificio se viese así contaminado”, comentaba el jefe de Bomberos. “El resultado era espantoso, una sucesión de puertas cerradas, en ocasiones con llave, y personas golpeando y suplicando por salir”, concluyó.
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