Parecería una escena de cinismo en cualquier serie de políticos de Netflix pero lejos de un guión de película, Pedro Sánchez ha vuelto a repetir en la realidad que vivimos lo que mejor sabe hacer: quitarse el marrón de encima y hacer lo contrario a lo que predicó cuando era el líder de la oposición.
El presidente del Gobierno ha inaugurado el curso político con un “Aló presidente” más modesto, moreno de marismas de Doñana y con sus habituales sobreactuaciones marca de la Casa Redondo. Remarcando frases, utilizando las manos como marca el manual del liderazgo y mirando a cámara para decir frases huecas. “No lo vamos a permitir. Repito. No lo vamos a permitir”, ha dicho con un ensayado tono grave, refiriéndose a los rebrotes del Covid. Como si su grotesca actuación fuera suficiente para parar el ascenso de los contagios, y la visión que el resto de países tienen hoy de España.
Con ello, Sánchez pretende convencer a la opinión pública de su preocupación y trabajo para atajar la dramática situación sanitaria y económica que se nos viene encima. Pero, eso sí, traslada a las Comunidades Autónomas la responsabilidad de establecer el estado de alarma si así lo consideran. Es decir, NOS SOBRA Pedro Sánchez. Si las autonomías deben establecer el estado de alarma, las condiciones en las que los alumnos deben de ir al colegio, el freno a los contagios y las demás medidas para contener los rebrotes, Sánchez se nos queda corto. Bien podría sustituir las ruedas de prensa por unos stories en Instagram, como Simón pide a los influencers.
Con las arcas del Estado vacías, sin capacidad para dar ayudas y con la economía en caída libre, el jefe del Ejecutivo no está en condiciones de prometer más “pagas” en una supuesta situación de alarma, así que ha optado por dejarle la responsabilidad a las regiones y que sean los presidentes autonómicos quienes den la cara ante la situación y se quemen.
Olvida el presidente que es el presidente, lo mismo que Pablo Iglesias no se entera que es el vicepresidente de todos, aunque les joda. Ambos actúan en favor de la coalición que los mantiene en el poder. TODO POR EL PODER. Por eso, Sánchez ha manifestado su apoyo al líder de Unidas Podemos, inmerso en un complicado señalamiento por financiación irregular, sobresueldos y demás prácticas sospechosas en su partido.
Sánchez llegó a la Moncloa exigiendo la dimisión de Rajoy por la financiación del PP. La moción de censura le sentó en el Gobierno. Ahora, protege al que lideró Podemos cuando en su partido tenían una caja B, se pagaban sobresueldos y se inflaban facturas.
Sánchez en su estado natural.
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