La denuncia del líder de Podemos de que su propiedad en la localidad abulense de Casavieja habría podido ser allanada el pasado mes de junio en un posible intento de ‘okupación’, ha vuelto a poner el foco sobre la misma, despertando ‘dejà vu’ de otros tiempos, en los que el vicepresidente apoyaba…
La posibilidad de que la cabaña de Pablo Iglesias hubiera podido ser ‘okupada’, según señalan fuentes vinculadas con anterioridad a Podemos, es menor de lo que parece. “No es el mejor sitio para vivir y menos ahora que viene el invierno”, señalan sobre el aislamiento del paraje y las condiciones de habitabilidad de la “casa ecológica”. Para algunos, bien podría tratarse más de un robo o de un acto de gamberrismo que de un intento de ‘okupación’.
Lo que sí está probado es que si las paredes del “chabolo”, como la denominan algunos que la frecuentaron en otros tiempos (“la dacha” para su propietario), hablaran, podrían relatar aspectos muy curiosos de la primera etapa de Podemos e incluso de su prehistoria en ‘La Tuerka’.
Adquirida en 2013, la parcela con cabaña de Casavieja fue, durante un tiempo, la niña de los ojos de Iglesias. Antiguos miembros de Podemos todavía recuerdan los nervios del dirigente, cuando un medio digital publicó en 2014 datos de su emplazamiento junto a fotografías del lugar, sobre el que pesa la cuestión de la presunta ilegalidad de la construcción de la vivienda. La preocupación del dirigente morado fue de tal calibre, que algunos ‘fontaneros’ del partido tuvieron que ponerse a indagar cómo habían llegado a dar con la propiedad. Algún ‘errejonista’ de pro sabe de eso.
Lo curioso es que la parcela de Casavieja, que en otro tiempo fue un punto clave del desarrollo de Podemos, parece haber pasado a un segundo plano, a medida que el líder morado ha ido progresando y cambiando de equipo de asesores.
“Se hizo con aquello en un tiempo, en que otros profesores de la Facultad de Políticas pusieron de moda irse a la zona rural de Ávila los fines de semana”, señala una fuente que allí estuvo y moró.
Pero, hoy todo ha cambiado, ¿verdad Pablo?
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