En su nueva hoja de ruta, el programa invitó para al akelarre al presidente del PP, Pablo Casado, que declinó la invitación, por lo que optaron por Cayetana Álvarez de Toledo y Esperanza Aguirre como una manera de devolvérsela al líder popular. Pero el tiro le salió por la culata a Enric Hernández, que no podía esperar que las populares denunciaran sus maniobras.
En la búsqueda de nuevos registros políticos para sus fines, Álvarez de Toledo atacó a la cadena cuestionando el posible fichaje de Jesús Cintora. “¿De verdad es una persona que representa la sensibilidad plural de los españoles? ¿Una persona que fue destituida de Mediaset por no ser suficientemente moral?”, preguntó, para asombro de la presentadora, que por más esfuerzos que hizo para sofocar el incendio, no logró desviar las críticas de la política popular, quien, además, denunció el “sectarismo” de TVE, criticó las preguntas que le hacía la propia presentadora y las calificó de “perversas”. Incluso insinuó que la cadena va por el camino de TV3, “una ruina, y además sectaria”.
Esperanza Aguirre tampoco se quedó corta y dinamitó los planes del programa y de los tertulianos de cabecera para sacarle titulares contra Ayuso y poner en el debate los problemas judiciales del PP, que no los de Podemos. Por contra, la ex presidenta atacó sin piedad a Fernando Simón y a Isa Serra, diputada de Unidas Podemos, a la que habían entrevistado minutos antes, y no perdió el tiempo en la previsible pregunta sobre el caso Púnica.
Ambas entrevistas le aguaron la fiesta a Hernández, tanto por el fiasco en la estrategia de acorralamiento como por los datos de audiencia. La entrevista a Álvarez de Toledo fue la cuarta opción en su franja horaria, con un 9,7 por ciento de audiencia y 224.000 espectadores. La de Aguirre, también la cuarta opción, un 11,3 por ciento y 258.000 espectadores, unos datos que no llegan a los que alcanzaba Xabier Fortes con “Los Desayunos”: 13,6 por ciento y 316.000 espectadores.
Menuda ruina querido Enric.
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