El 5 de noviembre se conmemora el Día Mundial contra la Violencia y el Acoso Escolar, incluyendo el Ciberacoso. Este tipo de comportamientos suelen estar relacionados con los trastornos de la personalidad, que se caracterizan por inestabilidad emocional y comportamientos impulsivos.
El doctor José Luis Carrasco, jefe de la Unidad de Trastornos de la Personalidad del Hospital Clínico San Carlos y Catedrático de la Universidad Complutense, explica que “el 80% de los jóvenes que presenta un trastorno de la personalidad ha sufrido acoso, desprecio y humillaciones. En muchos casos, no solamente presentan acoso en su vida real, sino también a través de las redes sociales y las plataformas digitales”.
Es importante destacar que en las redes sociales impera la impunidad y es en este terreno donde los jóvenes y adolescentes se encuentran totalmente desprotegidos. Según el doctor Carrasco, “el ciberacoso está aumentando considerablemente. También es muy frecuente encontrar pacientes que han sufrido abuso y acoso sexual, aproximadamente un 40% de los pacientes. Si nos centramos sólo en las chicas con trastorno de personalidad, el porcentaje de las que han sufrido acoso o abuso de este tipo se eleva hasta el 70%”.
El acoso, del aula a Instagram
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 800.000 personas se quitan la vida cada año. “Las redes sociales deben ser herramientas de ayuda y no escenarios en los que este problema se agrave por la existencia de acosos que llevan a algunos jóvenes a la desesperación”, afirma Carrasco. Además, “hemos observado que, durante el confinamiento, no sólo el acoso no ha disminuido, sino que se ha trasladado a las redes. El acosador ha pasado del aula o del patio al Instagram”.
Para finalizar, el doctor José Luis Carrasco expone que, en la Unidad de Trastornos de la Personalidad del Hospital Clínico San Carlos, “contamos con un Programa de Acoso Escolar y con un Programa de Ciberbullying para ayudar a todos los niños y jóvenes que pasan por este mal trago. Tratamos de establecer un vínculo, una cercanía y un buen nivel de confianza para que se abran y nos cuenten acerca de su sufrimiento. Es muy importante que confíen en nosotros para aplicar la terapia que más se adecúe a ellos”.
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