La resistencia bacteriana es un problema que se ha visto acelerado en todo el mundo. Se debe a varios factores pero el principal desencadenante es el ser humano. Este 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha optado por no centrarse únicamente en los antibióticos y hablar de antimicrobianos en general, donde se incluyen los fármacos para el tratamiento de infecciones causadas por virus, hongos o diversos tipos de parásitos.
Los antibióticos son sustancias químicas que pueden ser producidas de manera “natural” por microorganismos o ser totalmente sintéticos o semisintéticos. Su función es la de eliminar (bactericidas) o de inhibir el crecimiento (bacteriostático) de bacterias. Además, se centran en atacar alguna parte sensible de la bacteria y pueden actuar a nivel de: pared bacteriana, membrana bacteriana, síntesis de proteínas o síntesis de ácidos nucleicos.
¿Por qué se produce la resistencia bacteriana?
La resistencia bacteriana es un mecanismo a través de cual una bacteria se vuelve resistente a un antibiótico al que era sensible. Se trata de un mecanismo de defensa de la bacteria frente al antibiótico y el resultado es que el antibiótico deja de ejercer su efecto.
Las resistencias bacterianas se generan a través de mutaciones o de transferencia de material genético de unas bacterias a otras; son las estrategias que tiene una bacteria para defenderse. Este fenómeno ha existido siempre, el problema es que el ser humano lo ha agravado por mil sólo en 70 años.
Según los datos del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC), publicados en The Lancet Infectious Diseases, las infecciones por bacterias resistentes a los antibióticos causaron 33.000 muertes en 2015 en Europa. Si hablamos de España, la cifra anual de muertes atribuibles a infecciones por bacterias resistentes asciende a 3.000.
¿Qué debemos hacer?
Por parte de las autoridades, reforzar las políticas, los programas y la aplicación de las medidas de prevención y control de las infecciones. Además de fomentar el uso y la eliminación apropiada de medicamentos de calidad garantizada.
Por otro lado, los profesionales de la salud deben velar por la limpieza de las manos, el instrumental y el entorno. Así como prescribir y dispensar antibióticos solo cuando sean necesarios. Notificar las infecciones resistentes a los antibióticos a los equipos de vigilancia e informar a los pacientes sobre cómo tomar los antibióticos correctamente.
Artículo escrito por Pablo García, @Medicadoo.
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