El pasado lunes ‘Las cosas claras’ batió su récord en su primera semana en emisión: el de cosechar las cifras de audiencia más bajas de la joven historia del programa. En sus dos franjas, ‘Las cosas claras’ promedió un 7,8 y un 6,8%, los peores números de sus seis primeras emisiones.
Se trata de una seria advertencia a ‘Las cosas claras’, que, tal y como señaló prnoticias.com, tiene un serio problema de desarrollo, ya que el programa no consigue despegar. La pérdida de espectadores que fluye a lo largo de todo su recorrido, se hizo mucho más patente el pasado lunes.
El descarado apoyo de Unidas Podemos al espacio, considerado ya por todo el sector y por buena parte de la audiencia como un “programa de partido”, se está dejando sentir. Y es que no se trata tan sólo de una cuestión de línea editorial, sino de claro activismo político, camuflado bajo un falso pluralismo que recuerda a las antiguas tertulias de Intereconomía, pero en el espectro contrario.
La prueba más palmaria fue la breve entrevista en dúplex a la titular de Igualdad, Irene Montero, en la que la ministra se explayó sobre las medidas de su cartera en la Semana contra la Violencia Machista. Un terreno en el que Montero se movió cómoda, ya que no recibió ninguna pregunta comprometida mientras colocaba su discurso contra la “ultraderecha”.
La entrevista de alfombra morada se limitó, como pregunta más mordaz, a plantear la cuestión de los Presupuestos Generales del Estado prácticamente de pasada y al final, y que Montero despachó con una respuesta de argumentario sobre la solidez del Ejecutivo de coalición.
Ni una pregunta sobre la bronca de Ione Belarra con Margarita Robles, ni sobre Bildu y su apoyo a los PGE ni, por descontado, a la crisis provocada con Marruecos por parte de Pablo Iglesias. Obviamente, cada uno hace las entrevistas que quiere. Pero también la audiencia las paga al mismo precio. En este caso, huyendo.
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