El Hospital HM Rosaleda ha puesto en marcha este mes una Unidad de Anosmia que permitirá tratar, no solo la pérdida de olfato, sino otros trastornos que afectan a este sentido y que han aumentado notablemente en los últimos meses al ser uno de los efectos más frecuentes del COVID-19.
“La anosmia es la pérdida de la capacidad de percibir olores, que puede ser completa o incompleta, en cuyo caso hablamos de hiposmia”, explica el Dr. Pablo Parente, jefe del Servicio de Otorrinolaringología del hospital compostelano. Perder olfato es una de las alteraciones, pero hay otros trastornos que afectan a este sentido, como la cacosmia –percibir como desagradables olores que no lo son– o la fantosmia –sentir olores que no existen–.
Se trata de un problema muy conocido en las consultas de Otorrinolaringología, que puede aparecer por infecciones virales nasales, procesos inflamatorios crónicos, traumatismos craneofaciales o tumores nasales o de base de cráneo. Por ello, aunque el origen más frecuente ahora mismo es la enfermedad de COVID-19, “es necesario descartar el resto de causas”, indica el especialista.
Anosmia por COVID-19
La infección por coronavirus SARS CoV-2 se inicia en la cavidad nasal y oral, donde el virus penetra en las células de la mucosa gracias a un receptor presente en su membrana. A partir de ahí, y dependiendo de las condiciones de cada paciente, el virus puede progresar hacia el pulmón, provocando el agravamiento de la situación clínica y las complicaciones conocidas de la enfermedad. Este receptor (puerta de entrada que usa el virus) está presente en las células de sostén que rodean a las terminaciones nerviosas, por lo que puede infectarlas, destruyéndolas y creando una inflamación que daña indirectamente a las neuronas olfativas que dejan de funcionar.
“Esto ocurre en un 60% de los pacientes que sufren la infección, siendo más frecuente en mujeres, en jóvenes y en pacientes con enfermedad leve. Suele ser un síntoma inicial, que se usa como alerta de la infección y, en algunos casos, constituye el único síntoma de la enfermedad”, señala el Dr. Parente. “Una parte de los pacientes recupera el olfato en las dos primeras semanas, pero la anosmia puede persistir durante meses y hay quien no llega a recuperarlo”, explica el jefe del Servicio de Otorrinolaringología de HM Rosaleda.
Recuperar el olfato
Los pacientes con problemas de anosmia llegan a la consulta de ORL, donde se les realiza una primera evaluación, una exploración endoscópica de las fosas nasales y se solicitan las pruebas radiológicas necesarias. Después el paciente es derivado a una consulta específica dónde se realiza olfatometría para determinar el grado y características de la pérdida de olfato. Con todos los datos, se establece un plan de tratamiento específico para cada caso.
Si el origen del trastorno es la infección por coronavirus, el tratamiento combina el uso de antinflamatorios (corticoides) con la rehabilitación olfatoria. “El sentido del olfato está íntimamente unido a la zona central del cerebro donde se procesan recuerdo y emociones. Está demostrado que se puede utilizar esta memoria olfativa para ayudar a las neuronas del bulbo olfatorio a recuperar su función, mediante la estimulación frecuente de la mucosa olfatoria con olores conocidos que el paciente recuerda”, explica el Dr. Parente.
El tratamiento se inicia a los 15 días de la aparición de los síntomas –si la situación clínica y epidemiológica del paciente lo permite–, y se realiza un seguimiento quincenal de los progresos hasta la completa recuperación del olfato, un paso fundamental para miles de pacientes que, tras superar la infección por COVID-19, deben lidiar con secuelas como esta, que afectan a su calidad de vida.