En este trabajo se analizan las múltiples causas que favorecen el fenómeno de las fake news en el que factores como las redes sociales, el Big Data y la comunicación política juegan un papel fundamental. Así, la investigación también constató que las fake news adquieren mayor recorrido cuando dan el salto desde las redes sociales a sistemas de mensajería como Whatsapp o Telegram puesto se esconden a cualquier rastreo y amplifican el radio de acción.
Bulos veniales
El acercamiento al universo Fake se hizo con la mayor responsabilidad posible y siempre bajo control. “Esto es, había que gestionar mentiras, pero -en la medida de lo posible- evitar que éstas añadieran más polémica y ansiedad social a las que ya acompañan a este complejo 2020” explica Xurxo Torres, director general de Torres y Carrera y coordinador del Proyecto Culebras, así denominado en alusión a la expresión acuñada por los periodistas del S.XIX para referirse a las historias inverosímiles que se propagaban durante el periodo estival.
Tal y como explica Cristóbal Fernández, vicedecano de Estudiantes y Comunicación de la Universidad Complutense, “se trata de una iniciativa pionera en el sector, y una nueva aportación de interés a través de un trabajo experimental para constatar el funcionamiento de los mecanismos que favorecen el desarrollo de noticias falsas en la red”.
Para ello, se establecieron cuatro bulo-relatos con diferentes nodos de interés: una actriz española, protagonista de Spider-Man 3, el chimpancé que juega al Fortnite, el reggaetón encumbra al español como idioma musical y un proyecto para leer la mente de los trabajadores. Cada uno de ellos presentaba estrategias diferenciadas: unos contaban con influencers, otros con campañas de pago, otros iban muy referenciados científicamente… Cuatro mentiras, cuatro senderos diferentes y unas conclusiones comunes que conforman una guía práctica para segregar las noticias falsas de la información real y veraz.
“La actividad generada en los cuatro casos desarrollados ha demostrado que es factible llegar a generar conversación en torno a una noticia falsa en redes sociales, tanto con contenidos puramente orgánicos como con publicaciones impulsadas con influenciadores y/o publicidad pagada”. según señala el profesor Angel L. Rubio del Departamento de Periodismo y Comunicación Global de la Universidad Complutense de Madrid.
Utilizando perfiles de apenas 1.000 seguidores (981 de media) y un promedio de 30 publicaciones, se observa una multiplicación de impresiones con tasas de interacción superiores al 0,5%, cifra que en Twitter se estima como una buena tasa de ER.
Llamada a la corresponsabilidad
“Los casos estudiados en el Proyecto Culebras ponen de manifiesto que la corresponsabilidad en la difusión de un bulo atañe fundamentalmente a cuatro actores: a los ciudadanos como individuos que consumen, generan y distribuyen información, a las grandes empresas tecnológicas que se han convertido en verdaderos amplificadores, a los medios de comunicación tradicionales y a los gobiernos. Y todas esas partes implicadas deben dar respuestas para contener y evitar la propagación de mentiras”, concluye David Álvarez, profesor del departamento de Periodismo y Nuevos Medios de la Universidad Complutense de Madrid.
El informe completo, titulado “La génesis de la posverdad” se puede descargar en la web de Torres y Carrera y de la Universidad Complutense de Madrid.
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