La pandemia por COVID-19 ha ayudado a identificar necesidades a las que antes de se prestaba demasiada atención. Una de ellas es importancia que cobran los dispositivos electrónicos y las pantallas, totalmente integrados en la vida y en la realidad cotidiana de la inmensa mayoría de ciudadanos.
Televisión, videojuegos, tabletas, ordenadores y teléfonos están presentes en los hogares, tanto con fines laborales como recreativos. Por este motivo, es habitual que los niños los adopten como un elemento más en su vida. No obstante, durante el mes de enero, los pequeños suelen tener más tiempo de ocio y las pantallas son un elemento al que hay que prestar especial atención, así como a la hora de escoger los regalos más adecuados.
La doctora Isabel Piqueras, pediatra del Departamento de Salud de Manises en el Centro de Salud de Quart, explica que “el cerebro del niño los primeros 2-3 años se encuentra en un estadio muy poco desarrollado y es cuando se producen importantes cambios en volumen, estructura y desarrollo de circuitos neuronales. Por lo que la excesiva exposición a las pantallas puede conllevar un entorpecimiento en este desarrollo”. Déficit de atención, retrasos cognitivos o aumento de la impulsividad y falta de autocontrol son algunas de estas consecuencias.
Menos pantallas y más juego, lectura o deporte
Los expertos aconsejan dosificar el tiempo de uso de los dispositivos electrónicos y no sacrificar otras actividades como el juego, la lectura o el deporte, sino integrarlas como una posibilidad más en la vida del niño. “Fomentar juegos libres que estimulen su imaginación y capacidad de resolver situaciones. Los más beneficiosos son aquellos que se producen en entornos naturales, con movimiento, manipulación de objetos”, añade la doctora Piqueras.
Por otro lado, a la hora de comprar nuevas pantallas por Navidad, es importante que los padres conozcan los videojuegos de sus hijos y jueguen con ellos. Además, no se debe dejar de ofrecer al niño otras alternativas de ocio atractivas, como las salidas deportivas, excursiones o reuniones con amigos. “Educando a los niños en su uso, controlando el tiempo, buscando los contenidos adecuados y sobre todo acompañando a nuestros hijos, los dispositivos electrónicos pueden ofrecer infinidad de posibilidades”, finaliza la doctora Isabel Piqueras.
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