La Fundación Juegaterapia lleva diez años trabajando con su lema “la quimio jugando se pasa volando”. Durante estos años ha instalado videoconsolas en las habitaciones de oncología pediátrica de hospitales de toda España y de otros países. Ahora, un estudio científico pionero, promovido por la fundación, que se ha llevado a cabo en el Hospital La Paz de Madrid, confirma que jugar con videojuegos durante el tratamiento de quimioterapia, hace que los niños sientan menos dolor y que se favorezca el proceso de curación.
Esta es la primera vez que se mide el efecto beneficioso de la utilización de los videojuegos en el manejo del dolor agudo. Aunque ya estaba demostrada la mejoría en los pacientes pediátricos desde el punto de vista psicológico, ya que reduce la ansiedad que les produce la hospitalización, favoreciendo la relajación mental en dichas situaciones.
Esta investigación compara la influencia del empleo de videoconsolas en el dolor de los niños, las dosis de morfina requeridas y el nivel de activación del sistema simpático/parasimpático con dispositivos de monitorización de última generación (Analgesia-Nocicepción Index y Algiscan).
Los videojuegos ayudan a la relajación mental
Con esta campaña Juegateparia hace un llamamiento a la donación de consolas. Sobre todo después de Navidad, momento en el que se sustituyen las antiguas por las nuevas que han llegado a las casas como regalo. Además, gracias a la difusión de los resultados de este estudio científico, pretenden llegar a las direcciones médicas hospitalarias para incluir a los videojuegos en los protocolos de las terapias sanitarias.
Francisco Reinoso-Barbero, jefe de la Unidad del Dolor del Hospital Infantil La Paz de Madrid y coautor del estudio, afirma que “las implicaciones clínicas de estos hallazgos serían importantes, porque los videojuegos se podrían incluir como parte del plan terapeútico no farmacológico de las mucositis oncológicas pediátricas”.
Por otro lado, Mario Alonso Puig, médico, conferenciante y Patrono de Honor de Juegaterapia, explica que “cuando un niño está absorto en un juego que le gusta, esta absorción plena paraliza esa generación de pensamientos perturbadores que producen ansiedad, generan dolor y activan el sistema nervioso simpático, dada la estrecha interacción que existe entre mente y cuerpo. Gracias a la absorción plena en el juego, el niño enfermo activa su sistema nervioso parasimpático. Esta otra división del sistema nervioso vegetativo tiene dos funciones. Por una parte favorece la interacción social y por otra, ayuda a mantener la homeostasis o equilibrio interno del organismo, reduciendo también el deterioro de los distintos órganos del cuerpo”.
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