Las noticias falsas o bulos son contenidos pseudoperiodísticos difundidos, sobre todo, a través de redes sociales, pero también de portales de noticias, prensa escrita, radio y televisión. Su objetivo principal es la desinformación. La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) alerta de que los bulos sobre enfermedades tienen riesgo sobre la salud. Ya sea porque se abandonen terapias seguras por otras sin evidencia científica demostrada o porque generen falsas alertas o confusión.
Para evitar que las noticias falsas se hagan virales, la SEEN pone en marcha la campaña “Endocrinología y Nutrición Zero Bulos” (#EyNZerobulos), con el objetivo de identificar y desmontar bulos relacionados con su especialidad. Según la doctora Ana Zugasti, vocal de Comunicación de la SEEN, “dada la alta prevalencia de personas con patologías endocrino-nutricionales, la misión de esta campaña es llegar al mayor número de personas, mostrándoles información veraz y contrastada”.
Las noticias falsas se diseñan y emiten con la intención deliberada de engañar, inducir a error, manipular decisiones personales, desprestigiar o enaltecer a una institución, entidad o persona u obtener ganancias económicas o rédito político. Al presentar hechos falsos como si fueran reales, son consideradas una amenaza a la credibilidad de los medios de comunicación serios, a la vez que un reto y un riesgo para el público receptor.
Pistas para detectar bulos
Leer más allá del titular. Puede que sea llamativo e impactante, pero debemos comprobar el resto de la noticia y la fecha en la que se ha publicado (si esta no aparece, es mejor desconfiar).
Conocer la fuente de la noticia. Buscar en Google los mensajes puede dar una rápida respuesta sobre la fiabilidad de su contenido.
Contrastar la noticia. Acudir a otros medios en los que confiemos o a fuentes oficiales. Esta es la forma más rápida de conseguir una segunda opinión. Los enlaces a otras webs o fuentes oficiales incluidos en la noticia que justifiquen la información refuerzan su veracidad.
A veces una imagen no vale más que mil palabras. Sobre todo cuando se trata de pantallazos o imágenes que se usan descontextualizadas o, incluso, manipuladas. Los programas de retoque fotográfico y edición de imágenes son una herramienta a la que acuden con frecuencia los creadores de fake news.
Identificar los patrocinios/autores. Aunque la información no pueda considerarse falsa estrictamente, saber quién es el emisor del mensaje o patrocinador puede ayudar a averiguar si se trata de una opinión o de auténtica información objetiva.
Petición de difusión. Si la noticia incluye un mensaje en esta línea, debemos desconfiar.
Revisar la URL. Si la información la recibes de una página web, fíjate cómo aparece en la barra de direcciones. Muchas URL imitan a las de las páginas auténticas, cambiando solo una letra por otra, que apenas se distinguen. Escribe en el navegador el nombre de la marca, del medio de comunicación o de la institución en cuestión para saber si cuentan con esa información en su web.
¿Hay faltas de ortografía? Las faltas de ortografía desprestigian una marca y hacen que no sea “de fiar”. Fíjate bien en cómo está redactado el artículo y si las tiene no es buena señal.
Ante todo actitud crítica y sentido común. La SEEN también utiliza en redes sociales el hashtag #SEENtidoComún para difundir mensajes que, aunque parezcan de sobra conocidos, todavía generan dudas entre la población.
Seguiremos informando…
