Los expertos llevan décadas advirtiendo de la epidemia de obesidad infantil que afecta a las nuevas generaciones. España no es una excepción y la transición de la dieta mediterránea tradicional al consumo de alimentos procesados, con bajo valor nutricional, es uno de los factores causantes. En parte, la culpa se debe a la publicidad dirigida a los más pequeños.
Según el estudio, “Breakfast Food Advertisements in Mediterranean Countries: Products’ Sugar Content in the Adverts from 2015 to 2019”, elaborado por Mireia Montaña, profesora e investigadora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC, la mayoría de los productos de desayuno publicitados para niños triplican la cantidad de azúcar en comparación con los dirigidos a adultos, lo que influye en sus preferencias en una de las comidas más importantes del día.
El estudio, publicado en la revista de acceso abierto Children, ha analizado 355 campañas de 117 productos de desayuno publicitados entre 2015 y 2019. La conclusión es que la media de azúcar de los productos de desayuno analizados y publicitados para adultos es de un 10,25%, mientras que esta cifra se incrementa hasta alcanzar el 36,20% de media en el caso de los productos dirigidos a niños.
Galletas y productos de chocolate, el desayuno más publicitado
Por lo tanto, el desayuno de los niños publicitado en los distintos soportes es menos saludable que el de sus padres. No obstante, si nos basáramos en los productos de desayuno infantil más publicitados, la primera comida del día más frecuente entre los niños españoles consistiría en galletas (60% de los anuncios relacionados con el desayuno) y productos de chocolate, como crema para untar o cacao en polvo (25%).
Mireia Montaña explica que “la adherencia a la dieta mediterránea, aunque se mantiene entre la población adulta, se va perdiendo entre los niños y jóvenes. Estos cada vez prefieren desayunar más productos industriales preparados con alto contenido en azúcares”. Por su parte, Mònika Jiménez, profesora de Publicidad y Relaciones Públicas de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y coautora, añade que “cuanto más alejado está el producto de lo que serían los parámetros nutricionales saludables, más se basa el discurso publicitario en el hedonismo o en la felicidad, tendiendo cada vez más a la persuasión”.
El efecto “pester power”
Una de las consecuencias que destaca el estudio es que, cada vez, hay más alimentos procesados que entran en las casas como parte de la primera comida del día de los menores y acaban siendo consumidos por ellos y por toda la familia. A este proceso se le conoce como “pester power” y se define como “la influencia de los niños en los hábitos de compra de sus progenitores”.
El soporte más utilizado para lograr captar consumidores de esos productos de bajo nivel nutritivo es la televisión, concluye el estudio Montaña y Jiménez. Según su análisis, los productos de desayuno anunciados tienen una presencia en televisión del 39%, mientras que en la radio es del 28%; en Internet, del 18%; en la prensa, del 6%; en las revistas, del 5%; en la publicidad exterior, del 2%, y en el cine, del 0,56%.
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