Las redes sociales le han recordado al presidente del PP sus palabras en 2018: “Lo que nos va a hacer conectar con nuestro electorado no es cambiarnos al edificio de enfrente”, repetían los internautas. Pero más allá de la hemeroteca, el anuncio no ha hecho más que abrir otra vía de presión mediática que ni él ni sus asesores han visto. ¡No las untan!
¿Dónde se cambiarán? ¿Cuánto costará el alquiler? ¿El cambio supone reconocer que la sede de Génova se pagó con dinero negro? ¿La mudanza va a ser ahora o coincidirá con algún proceso judicial de supuesta financiación irregular del PP? Estas son algunas de las preguntas que periodistas y opinadores, espetarán a Casado cada vez que tenga una aparición pública.
La nueva y la vieja sede será la excusa para poner encima del debate, los escándalos de financiación de los populares. Y el “líder” no podrá obviarlas si no que, como autor del anuncio de la iniciativa, tendrá que tragárselas.
Tomar decisiones efectistas, sin estrategia está complicando las cosas en el PP. El cortoplacismo del equipo de dirección de Casado, está en la diana de los pesos pesados del partido que ya piden en off the récord, un cambio de personas tanto en la estrategia política como en la de Comunicación.
“Los dramáticos resultados en Cataluña son el ejemplo palmario de la deriva de nuestro partido. No hay proyecto y la comunicación brilla por su ausencia. Actuamos en función de lo que digan unos medios u otros”, lamenta un dirigente autonómico. “Ahora, el cambio de sede dará más carnaza a los que nos critican”, concluye.
Pero ¿hay alguien que no sea crítico con la deriva de Casado?
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