Ascensión Marcos Sánchez, presidenta de FESNAD, y Antoni García Gabarra, consultor en regulación alimentaria, han analizado los problemas y oportunidades que puede generar Nutriscore. Un etiquetado frontal de alimentos que, estos días, está en boca de todos.
Tanto la doctora Marcos como García Gabarra coinciden en que es necesario tomar medidas para acabar con los problemas de obesidad que existen entre la población española, pero que Nutriscore no es la solución. Este sistema francés no se adapta a la realidad de nuestro país y va a genera mucho desconcierto en Europa.
No obstante, el Ministerio de Consumo ya ha hecho público que el aceite de oliva quedará excluido del sistema de etiquetado frontal Nutriscore para proteger el producto y que no perjudique a su comercialización. Varias organizaciones también han solicitado la adaptación del sistema a la realidad de los alimentos de nuestro país.
Antoni García Gabarra analizó la situación que puede generar la posible implementación de este semáforo nutricional en el sector alimentario español y sus dificultades legales. “Se debería estudiar cómo solucionar su desencaje respecto a la legislación europea e introducir mejoras sobre sus elementos de cálculo, con posteriores pruebas experimentales para evaluar su adecuación. Así se mejoraría la puntuación de algunos alimentos, como el aceite de oliva, sin necesidad de excluirlos del Nutriscore”, afirmó el consultor.
Es imprescindible realizar un trabajo previo en Nutriscore
Por otro lado, la doctora Marcos comentó que “es imprescindible realizar un profundo trabajo previo a la implantación del etiquetado frontal, para conseguir un amplio consenso que garantice su éxito, en el que participen todos los sectores implicados en el consumo de alimentos, desde agricultores y ganaderos hasta profesionales de la salud y los propios consumidores”.
Asimismo, para ambos es esencial desarrollar campañas de educación nutricional de forma continuada, a través de los profesionales de la nutrición, alimentación y dietética. De esta manera “el consumidor puede ser capaz de tomar decisiones informadas con el fin de realizar la compra y el consumo de alimentos y bebidas saludables”, explicó la doctora Marcos.
“Dado que el uso de la información nutricional y de la lista de ingredientes por parte de la población es insuficiente, es necesario hacer una intensa campaña formativa tanto de la población adulta como en niños y adolescentes, insistiendo además en aspectos clave: pirámide de los alimentos, tamaño y frecuencia de las raciones, y aumento de la actividad física”, concluyó García Gabarra.
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