Los últimos acontecimientos en la cadena pública han traído recuerdos a numerosos periodistas que tuvieron ocasión de vivir en primera persona la forma de dirigir de Enric Hernández en ‘El Periódico’ y que le llevaron a ser apodado de forma diabólica.
A Enric Hernández, su propia redacción en ‘El Periódico’ le llamaba, nada cariñosamente, ‘Lucifer’. Desde el principio, y a pesar de haber pasado por las filas del periódico de Zeta, todos tuvieron claro que su regreso a dicho diario como sustituto de Rafael Nadal tenía una hipoteca: la de servir como correa de transmisión de todos los “ajustes” ordenados por la editora.
Hernández, que llegó a ser director adjunto de ‘El País’ (aunque, como señalan fuentes de ese periódico, se quedó con las ganas de alcanzar su sueño, la dirección), puso en marcha una gestión de aislamiento con respecto a la redacción, en la que sólo trataba con los que fueron bautizados como “capataces”.
Una forma de operar que, para muchos de los que trabajaron a sus órdenes, les recuerda bastante a la que ha implantado en TVE como director de Información y Actualidad.
De la misma forma, algunos de los que le conocieron en aquella etapa en Cataluña apuntan la “ubicuidad” de Hernández: “Sólo cree en él y en el poder. Hubo un tiempo, como delegado en Madrid, en que se presentó como alguien cercano a Josep Piqué. Más tarde, como hombre del PSC. Tampoco le faltó ponerse a disposición de Soraya Sáenz de Santamaría. Y después, al del sanchismo”.
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