Mientras tanto, la trituradora de Vasile, fichaba a la mujer de Flores para la próxima edición de Supervivientes, con un contrato difícil de romper. Firmado, Telecinco adelanta la emisión de las declaraciones de Rocío Carrasco y despide al colaborador.
No, no es un guión para una saga de los Tattaglia, es el timing seguido por Mediaset para “matar” socialmente a Antonio David, exhibir en la plaza pública de Supervivientes a su actual mujer, Olga Moreno, e incrementar la presión sobre Rocío Flores, la hija de éste y “Rociíto”, a la que ya han empezado a perseguir para obtener la siguiente frase que dé carnaza a las audiencias.
La repugnante secuencia estudiada por la cadena y su productora favorita (La Fábrica de la Tele) retrata a sus responsables y demuestra cómo se puede jugar a juzgar, a erigirse en salvadores de causas nobles, mientras se manipula. Se llama hipocresía, pero lo llaman negocio. “No es personal, son negocios”, que diría Corleone en El Padrino.
La cínica maniobra de Mediaset pone en cuestión la validez de su sobreactuación con un asunto tan delicado como la violencia doméstica y la falta de respeto con una mujer: Olga Moreno, a la que han manipulado para lograr que suscribiera el contrato para ir a Supervivientes, y desde allí asistir al desguace de su marido.
Las redes sociales han recomendado a la mujer del ex colaborador que no acuda al reality, que rompa el contrato, y han condenado masivamente el show de Vasile.
“Cada hombre tiene su propio destino”, que diría DonVito.
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