Pero la continuidad no significaba para el sucesor de Alfonso Villa, Óscar Castro que se dedicó a rebuscar en los archivos más profundos de la Institución, para encontrar un presunto fraude interno, que parece asemejarse a los procedimientos ya instruidos en los colegios y de enfermería varios (esto es sólo el principio), y de los qué, si nos asomamos a las páginas de los alipios y alonsos variados y al uso, nunca ha pasado nada, por lo que el silencio otorga y la tragedia se masca. ¿Sólo Esteban es capaz? ¡Qué país de comprados!
Digno de elogio el gran esfuerzo investigador realizado por ‘Óscar el de la gomina’, como le conocen cariñosamente sus compañeros, para descubrir aquellas maniobras fraudulentas, que conllevan el enturbiamiento de una Institución que aúna a los profesionales de la salud bucodental, para no conseguir nada.
Y el presidente no se despeina. Porque lleva mas de 4 años luchando contra las franquicias y las empresas gigantes, que quieren parte del pastel de la sanidad bucodental, y él se resiste. Por ello hay una montonera de demandas estimadas y desestimadas, contenciosos ganados y a espera de casación, y así una cascada de Toluca en los juzgados. Eso sí, no se le mueve un pelo, pero la inversión destinada a letrados debe ser importante, aunque los resultados puedan ser como los de la última sentencia contra los protésicos dentales. (Para iniciados).
Las luchas internas que hay en el Consejo General de Dentistas de España, se iniciaron con el procedimiento de denuncia al antiguo gerente, que supuestamente se apropió indebidamente de fondos colegiales, con la firma del anterior presidente Alfonso Villa Vigil. Pero esto, de momento, no trasciende a los medios, porque ambos comparten sillas muy cotizadas en consejos al uso. Siempre está la máxima de: ‘Hemos de cuidar a los que nos cuidan’. Y no se pueden generar sobresaltos en esos consejos que son de mesa y mantel, siempre con la máxima de ‘Todo por el colegiado, pero sin el colegiado’, o esa otra que dice: ‘Todo para la colegiada, pero sin ella’… ¿Cuántas mujeres hay en el gobierno de España? Muchas, más que hombres. ¿Cuántas presidentas, consejeras… hay en los colegios profesionales? ¿Perdón? Pues eso. Ahí no sirven, no valen, tienen demasiados escrúpulos y no lo entienden. Esto son instituciones de caballeros sin caballo, y muchos de ellos sin honra, ni ganas.
Mientras se organiza el próximo encuentro, para no hacer nada, el presidente del Consejo General de Dentistas de España sigue saliendo de su habitación del Hotel Wellington, donde le saludan con una inclinación de cabeza (agache de cerviz), antes de montarse en el taxi Mercedes, de su Murcia adoptiva, en el que quizás haya viajado en alguna ocasión el admirado alquimista de la derecha sociológica, Teodoro García Egea, para, juntos, perpetrar la Ley de Publicidad Sanitaria que daría muchísima tranquilidad a los presidentes de dentistas que apoyan al repeinado. Pero, en esto no hay mucho más que decir.
El reparto perfecto de sillones en el Consejo General, estratégicamente realizado por comunidades autónomas, da un equilibrio inteligente a la estructura del grupo de apoyo a al presidente Óscar Castro.
Siguiendo con las menudencias, en el Club Inglés del lujoso Hotel Wellington, y, según nos cuentan asistentes a los encuentros, y, con alguna que otra copa sin alcohol, se cuecen la noche previa a las reuniones en el Consejo General, todas las estrategias para mantener a flote una estructura clientelar ajena al profesional de la medicina bucodental. Opíparas cenas en Restaurantes del Barrio de Salamanca (uno de los más populares de Madrid), y, en el que se mezclan con los “Cayetanos” de la Capital de España, poniendo la gomina en todo lo alto. ¡Va por ustedes! Parecen decir. Por cierto, el Wellintong no es el hotel de los toreros en la Feria de San Isidro. No sé qué tiene que ver. No sé…
Mientras todo esto se cuece en las noches del centro madrileño, los dentistas trabajan en precario, en clínicas dentales que anteponen la campaña de marketing y la minimalista decoración de una sala de espera, a la salud laboral de aquellos que tienen que aplicar las técnicas más avanzadas en medicina dental, con todo en el aire…
Muchas especulaciones por parte de estos engreídos estrategas de la política sanitaria, que prefieren una foto con un ministro o con una presidenta jubilada del congreso, a luchar en las trincheras, con la bayoneta calada, con los compañeros de batalla, con los sufridores dentistas que pagan las cuotas de una colegiación obligatoria. Pasan los años y la odontología ha pasado de la elite de la sanidad a la plétora profesional y a la masificación de las multinacionales que buscan negocio en la estética de la sonrisa.
En la política educativa, poco que decir, mas de 1.700 dentistas anuales salen de las facultades, para llegar a casi el 20 % de desempleo o empleo sumergido y precario. Francia e Italia tienen la mitad que nosotros con mucha más población. Y se hace imparable el nacimiento de nuevas clínicas en cada calle, que genera que haya una feroz competencia, que redundará en una posible y nueva falta de cobertura de estándares de calidad sanitaria.
Esto es lo que se viene conociendo como un estrepitoso fracaso, por parte de los actuales representantes de los dentistas. Un largo viaje que termina en la misma estación donde comenzó, porque los Dentistas siguen sin tener el reconocimiento ni el aplauso de la sociedad, principalmente por dos motivos: El intrusismo profesional, y la falta de educación. Sólo hace falta ver la boca del que fuera vicepresidente, Pablo Iglesias, para comprobar la media que tenemos. ¡Gracias presidente! Por iluminar nuestras sonrisas.
Seguiremos Informando…