Por ahora, Unidas Podemos ha dejado en manos de las confluencias periféricas el pasar al ataque contra la iniciativa de la Superliga y, por extensión, a su promotor más conocido, Florentino Pérez. Mientras Pablo Iglesias y los nombres más identificados con la dirigencia morada prefieren permanecer en compás de espera, la ofensiva ha quedado en manos de dos diputados como Antón Gómez Reino y Jaume Asens.
Gómez Reino, portavoz adjunto de UP y diputado de En Común, abogó por expulsar a clubes como el Real Madrid, el F.C. Barcelona y el Atlético de Madrid de la Liga y cortarles los derechos televisivos.
Este diputado, que tiene el dudoso honor de haber contribuido a la práctica desaparición del entorno podemita en Galicia, apelaba a una pintada del estadio de Riazor para describir su postura: “Odio eterno al fútbol negocio”.
Le secundaba en el ataque Asens, influyente hombre de Ada Colau en el grupo parlamentario morado, que criticaba la Superliga por “elitista” y por ir “en beneficio de los clubes poderosos”.
Por desgracia para ambos, la labor de apoyo a la postura de instituciones como la UEFA y la FIFA no le ha servido de nada al entorno morado, ya que la Justicia española ha prohibido a ambas instituciones la adopción de medidas de castigo contra la Superliga.
De momento, el desarrollo de la Superliga recibe un espaldarazo judicial frente a las iniciativas destinadas a intentar el “aplastamiento” de la iniciativa. Una decisión que deja en evidencia a Gómez Reino y Asens, cuyas posturas, tanto dentro como fuera de su partido, se contemplan como viciadas por la vinculación con Jaume Roures y su socio, el presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), Javier Tebas.
Y es que no deja de ser curioso observar cómo ambos políticos criticaban el “fútbol negocio” del presidente del Real Madrid mientras uno de los principales patrocinadores del partido morado, Roures, ha hecho de esa premisa su forma de vida a través de las retransmisiones.
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