Antonio Fernández Galiano ya es historia, a pesar de que su final se tramitará el próximo jueves. La salida del alto directivo ha dado paso a todo tipo de especulaciones en la madrileña sede de Unidad Editorial, ubicada en el barrio de Hortaleza, donde se barajan las hipótesis más pintorescas, aunque no descabezadas.
Así, a estas horas se habla de posibles movimientos para hacerse con el control de Unidad Editorial por parte de Luis Enríquez, consejero delegado de Vocento, aunque sin especificar si en ese caso cambiaría el grupo de origen vasco o se llegaría a una ‘entente’ conjunta.
Otras fuentes apuntan a un interés de Pedrojota Ramírez, que podría presentarse como el “padre pródigo” de El Mundo y el resto de cabeceras manteniendo El Español en retaguardia con alguien de su confianza. Para Ramírez, se trataría de un golpe simbólico de amplio calado, al retornar como sustituto del hombre que le descabalgó de su creación.
También ha salido a la luz el nombre de Jaime Castellanos, antaño gran timonel del grupo Recoletos, que fue absorbido en su momento por Unidad Editorial, y que actuaría como pegamento, o como desgüazador.
Aunque la principal preocupación de la redacción está en que Francisco Rosell pueda caer como director. La mayoría de la plantilla considera, que Rosell había conseguido propulsar el diario y recuperar el terreno perdido tras la verbena de directores colocados al frente de El Mundo, pasando por El Becario, y, volviendo a situar al periódico como un referente.
En ese sentido, la labor de Rosell, incluida la elección de un cuadro de mandos muy dinámico en la redacción, había revitalizado El Mundo. Algo que podría resentirse si Rosell también cae. Pero, después de lo visto, todo es posible en El Mundo.